jueves, 3 de abril de 2008

COMO MEMORIZAR LOS VERSICULOS BIBBLICOS

Siempre que memorice siga los siguientes pasos:

  • Presente el texto con alguna ayuda visual.
  • Que los participantes lo busquen y lo lean de la Biblia. Para los que todavía no saben leer, léalo usted, pero con evidencia clara de que es un texto bíblico.
  • Explique las palabras difíciles.
  • Aplique el texto a la vida de sus alumnos. Pregúntese ¿cómo puede vivir HOY mi alumno este versículo?
  • Cuando todos los participantes lo hayan entendido perfectamente, utilice un método dinámico para memorizarlo.

La clave para una memorización pronta y fácil es la repetición. Sin embargo, muchas veces la repetición se vuelve tan monótona y aburrida que hace más daño que bien. Para obtener resultados ideales, utilice alguna actividad que distraiga de la repetición. ¿Que cómo se hace eso? ¡¡¡¡FACILÍSIMO!!!!

El propósito es que la persona repita sin darse cuenta que lo hace.

Use movimientos físicos mientras los participantes repiten: saltar en un pie, o mover la cabeza, o caminar rítmicamente, todo mientras repiten el pasaje. Por estar entusiasmados con los movimientos no se darán cuentan de cuántas veces repiten el texto.

Otra idea es que efectúen un «eco», divida el grupo en tres subgrupos. Por grupo y consecutivamente uno detrás de otro, repitan secciones del texto bíblico tratando de imitar al «eco» Lo que sus alumnos no saben es que cada vez que un subgrupo repite una porción del texto, todo el grupo lo repite inconscientemente.

Un truco distractor que nos ha servido mucho es el método de «las piedras del río». Recorte figuras en papel periódico que imiten la forma de piedras grandes de manera que los alumnos puedan pararse en una de ellas a la vez. Coloque las «piedras» en hilera como para atravesar un río saltando de piedra en piedra. Recorte tantas «piedras» como palabras significativas tenga el texto bíblico. Haga que sus alumnos pasen uno a uno «el río», y así, cuantos más alumnos lo hagan, tantas más veces toda la clase repetirá el texto sin pensar en la monotonía. Es muy divertido. Invente usted sus propias modificaciones o reglas para «cruzar ríos».

¿Es la memorización de versículos sólo para niños? ¡¡¡Desde luego que no!!! Muchos piensan que sí, pero la Biblia nos muestra lo contrario. Lea Deuteronomio 6.2–8, 12 y 17, y también 2 Timoteo 1.13–14.

Otros métodos de memorización sencillos y muy prácticos que puede usar:

  • Escriba el texto en tiras de cartulina. Colóquelas en un lugar visible para todos los alumnos y vaya quitando las tiras conforme las vayan repitiendo.
  • Dramatice el versículo. Sin mucha complicación, organice rápidamente grupos pequeños y motívelos a dramatizar cada uno el texto de manera creativa.
  • Arme rompecabezas que tengan el texto escrito. Para los alumnos más grandes, dificulte el proceso: haga varios rompecabezas del mismo texto pero recórtelos con formas diferentes, luego intercambie alguna pieza clave del rompecabezas. Los confundirá en un principio, pero después los ayudará a fijar el texto en su memoria.
  • Póngale música al versículo. Conviértalo en un coro y verá lo fácil que será su memorización.
  • Use pequeños papelitos (3 x 6 centímetros), de colores y con alguna ilustración sencilla. Repártalos a los participantes y que escriban el versículo en un lado y la cita bíblica en el reverso. Lo podrán llevar en el bolsillo, la cartera, pegarlo en un espejo, o en la refrigeradora o el tablero del auto, y así lo podrán repasar durante la semana. Puede, aún, preparar un concurso que incluya todos los textos memorizados en el mes o la unidad de estudio, o bien de quién tenga la colección completa de papelitos.
  • Procure que la memorización sea divertida y dinámica, pero no por ello caiga en el irrespeto.
  • Procure que sus alumnos repitan ideas completas, así:
    • Frases lógicas del texto.
    • Hasta donde llega una coma, un punto, etcétera.
    • Hasta donde aparece un «que» o un «pero», un «sin embargo», etcétera.
    • En los textos de poesía, por renglón.
    • No se olvide de la cita del texto. Haga todo lo que pueda para que esta se fije en la mente de sus alumnos.

Desde los adolescentes hasta los adultos, procure que memoricen también pasajes bíblicos (porciones, capítulos, estrofas) y no sólo versículos individuales.

Conforme desarrolle su lección bíblica, haga referencia al texto memorizado. Así las personas notarán la relación entre ambos. Celebre concursos de memorización, pero cuide que no se conviertan en un fin en sí mismos, sino que sigan siendo un medio para «usar bien la Palabra de verdad».

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