domingo, 27 de abril de 2008


Lección 5

3 de Mayo de 2008

La maravilla de su obra

Prof. Sikberto Renaldo Marks

Versículo para Memorizar: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36).

Introducción

Repentinamente Jesús entra en escena. Fue bautizado, tentado en el desierto y, después de eso, pasa a predicar y a hacer milagros. Predicó durante tres años y medio. Así como sabemos poco acerca de su vida de niño, adolescente, joven y adulto antes de aparecer como predicador, en sus tiempos casi nadie lo conocía, a no ser los ciudadanos de la localidad donde él vivía. Era un ciudadano común, sin que se destacara por encima del resto en la sociedad.

Al comenzar a predicar, va generando sorpresa tras sorpresa, atrayendo a las multitudes. El pueblo común no está acostumbrado a verificar el origen de las personas, ellos creen con facilidad. Así como es fácil predicar la verdad a las multitudes del común del pueblo, así también es fácil engañarlas. Pero Jesús fue diferente de todos los grandes de todas las épocas. Traía un mensaje diferente. Predicaba que todos debían amarse mutuamente, algo muy simple, pero que funciona perfectamente, pero que pocos creen en su eficacia. Y porque no creen, sufren y caen en desgracia.

Jesús trajo al mundo un mensaje de solución para todos los problemas. Hasta eso habían pasado casi cuatro mil años de sufrimiento sin esperanza. Hasta ahora ya son casi dos mil años con esperanza. La predicación acerca de Él está llegando a su auge. Pronto Él volverá a cumplir con todo lo que ha prometido. Entonces tendremos la recompensa de la vida eterna, que tanto deseamos.

¿Qué hombre es este? (Mateo 8:25-27)

Al poco tiempo las personas se fueron acostumbrando a Jesús. Y con esto quiero decir que se acostumbraron a ver a ese Hombre haciendo milagros tales como sanar enfermos y expulsar demonios. Pero un día de esos, Él resucitó al primer muerto. Eso generó un impacto impresionante; ¿Alguien que tiene poder sobre la muerte? La resurrección de un muerto siempre está revestida de un halo de misterio, miedo y fascinación. El ser humano no se acostumbra jamás a la muerte. Por eso, la reviste de de misterios que muchas veces no existen. Por ejemplo, ¿quién no tiene miedo de entrar a un cementerio en horas de la noche? Miedo de los muertos, aunque nada puedan hacer… Hay personas que temen tocar a alguien muerto. En ciertas oportunidades, alguien que se suponía que estaba muerto, se mueve en el ataúd y vuelve a la vida. No estaba totalmente fallecida. Hubo casos así. Y se sabe de personas que huyeron corriendo del lugar a causa de este fenómeno. En Francia se sepultó a una persona con su teléfono celular. Al otro día sonó cuando otra persona estaba siendo enterrada. Y las personas vivas que estaban alrededor corrieron de miedo.

En torno de Jesús se generó un halo de fascinación, respeto, temor y atracción como jamás se había visto, a causa de los milagros que Él hacía.

Cierto día Jesús calmó los vientos y las olas del mar. Aún no habían visto a nadie mostrar poder sobre la naturaleza. Que la enfermedad se sometiera a Él, ya no era ninguna novedad. Que los demonios le obedecieran, tampoco. Pero que la naturaleza, el viento y el agua, que no tienen vida y nada saben, le obedecieran a su orden, eso hizo que los discípulos se preguntaran: “¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mateo 8:27).

¿Saben quién es Este? Aquél que creó la naturaleza, la materia, la vida, a través de su Palabra. Aquella misma Palabra que había en el principio creado todas las cosas, ahora estaba siendo pronunciada para calmar una tempestad. Este era el Creador de todas las cosas, para quien nada es imposible. Puede crear algo de la anda, apenas ejerciendo su voluntad. Es tan poderoso que es capaz de, a través de su Palabra, cambiar mi vida y la tuya. Este es el Creador y también el Salvador.

La absoluta maravilla de ello

La gran mayoría de las personas hoy está atrás de soluciones, no en busca de la salvación. Así también fue en los días de Jesús. Unos pocos estaban interesados en el Reino de Dios. Hoy llenan iglesias que hacen, o al menos prometen hacer, toda clase de milagros. Este domingo pasado presencié un programa de televisión en el cual el pastor oraba por las personas presentes, ordenando el sanamiento de toda clase de dolencias y el fin de toda clase de problemas. Después vino la sección de testimonios a causa de los sanamientos realizados en ese momento. Sin embargo, esas personas continuaban con los mismos problemas. Es una máquina de hacer dinero, que forma parte del falso reavivamiento, al que las multitudes acuden todos los días, para lo cual se alquilan enormes templos muy bonitos y ricos.

La Palabra de Dios tiene algo que decirles a esos pastores, en palabras que aparecen en Mateo 7:20-23; 24:24. Al final del tiempo habría falsos pastores, incluso falsos cristos. Ya están aquí engañando a las personas. El verdadero reavivamiento viene después del falso, según las enseñanzas de Elena G. de White.

Jesús enseñaba, y también sanaba. Por lo que leemos en la Biblia, en los párrafos que han sido seleccionados, la cantidad de sanaciones era enorme. Tal vez en un solo día sanara a centenares de personas, quizá miles. Las descripciones de los sanamientos son pocas, pero el relato da a entender que fueron multitudes las de enfermos que eran sanados. O sea que podemos creer que todo aquél que buscó a Jesús para ser sanado de algo, fue atendido. Eran tantos que a no siempre llegaban a hablar con Jesús; muchos sólo atinaban a tocar sus vestiduras mientras caminaban. Uno de estos episodios se describe; los demás, no.

Otros llegaban hasta Él habiendo oído que era necesario creer, diciendo que necesitaban ser sanados y que creían. Otros decían que si Jesús quisiera, Él podía sanarlos. Llegaban desesperados por la sanidad; Jesús se compadecía de ellos y los sanaba a todos.

No se sabe si todos terminaron convirtiéndose, así como no se sabe cuántos de ellos gritaron en aquél viernes “¡Crucifícale!” o “¡Suelten a Barrabás!”. Pero lo cierto es que Él no dejó a nadie sin ser sanado. Los relatos bíblicos no permiten llegar a la conclusión de que Jesús haya escogido a ciertas personas para ser sanadas y a otras no. El sanó a todos.

En los días finales, creemos que sucederá de la misma manera. Mientras que los falsos pastores hacen que sanan, aunque seguramente haya muchas sanaciones pues Satanás y sus ángeles tienen poder, sabemos que –al contrario de lo que sucedía con Jesús– hoy la mayoría no es sanada y continúan buscando la solución para su problema, cada vez más desesperados. Y gastan su dinero en busca de la sanidad.

Por lo tanto, debemos estar preparados porque muy pronto llegará el verdadero reavivamiento, el acto final de Dios en esta tierra antes de la culminación del tiempo de gracia. Este reavivamiento, que sólo ocurrirá dentro de la iglesia adventista, porque es la única que sigue a la Biblia como Palabra de Dios en su totalidad, vendrá acompañado de una fuerte proclamación del mensaje de la reforma de la salud, para que, al ser sanados, no enfermen nuevamente. Que nadie crea que se originen sanaciones de Dios que no estén acompañadas de una reforma alimentaria y de hábitos de vida saludables. Si la causa de las enfermedades no es removida, aún cuando Dios las sanara, se estaría dando un mensaje errado al mundo. Estaríamos diciendo: “Continúen con su intemperancia. Si se enferman, la sanación está garantizada”.

Entonces el poder del Espíritu Santo será otorgado al pueblo, ya purificado por el zarandeo. Los que quedarán en la iglesia, un grupo bastante pequeño, saldrá a predicar con un poder jamás visto, sin parangón desde los tiempos apostólicos. También se producirán sanaciones y señales que hoy Satanás sólo puede simular, tal como la resurrección de los muertos. Al final, todos los predicadores serán profetas de Dios, según Hechos 2:17-21.

Las multitudes que hoy están siendo engañadas por los falsos profetas verán la verdad siendo predicada y la buscarán con hambre y sed de justicia divina. Muchos percibirán, de manera clara, la diferencia entre la verdad y el error. Y muchos de ellos, hoy en el engaño, presos de Satanás, queriendo ser sanados y pensando que hablan en lenguas extrañas, encontrarán al Pastor genuino, que sana física y espiritualmente, en un total acuerdo con la Palabra de Dios. Pero las sanaciones del pueblo de Dios serán acompañadas también de la reforma en la salud, para que no solamente sean curados, sino que permanezcan sanos por el cambio de hábitos malos por hábitos saludables. Vendrán también acompañados de la aceptación plena del mensaje puro de la Biblia. Y cuando eso suceda, podremos saber que el retorno de Jesús es inminente. Además, veremos las primeras señales de su poder sobre el pueblo de Dios. La venida de Jesucristo está cada vez más cercana.

El motivo tras de ello (Mateo 4:23-25)

Jesús, al ver a las multitudes “tuvo compasión de ellos, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36). Jesús sanaba, enseñaba y salvaba a las personas. O sea, el servicio completo. Encontró multitudes de personas perdidas, sin rumbo y sin guías convincentes que los orientaran y resolvieran sus problemas reales. Sus líderes también estaban perdidos, pero evidentemente no eran capaces de admitirlo.

¿Qué hacen hoy muchos líderes religiosos y muchas denominaciones? La lección relata acerca de una investigación hecha sobre las actividades de algunos tele-evangelistas norteamericanos. Yo añado otro caso. Un vendedor de libros evangélicos cierta vez llamó a la puerta de una casa con intención de vender allí algunos de sus libros. Él no lo sabía, pero se trataba de la casa de un pastor de una de esas iglesias emergentes, según está predicho en las profecías. La empleada abrió la puerta y lo hizo pasar a la sala para allí esperar a ser atendido por el dueño de casa. Una vez allí, ¿qué les parece que escuchó hablar en la oficina contigua? Dos “pastores” estaban contando el dinero de la última recaudación y riéndose de la cantidad de dinero que sus fieles habían traído y con el cual se estaban enriqueciendo. Estaba funcionando bien la estrategia de las oraciones por los milagros, estaba rindiendo un buen dinero. Cundo por fin llegaron a la sala donde estaba el vendedor, descubrieron que éste había escuchado todo lo que habían estado diciendo. El vendedor fue expulsado de la casa con una gran demostración de rencor por el descubrimiento que había hecho, además de amenazas a su integridad física en caso de que hablara.

Cuando Jesús sanaba, enseñaba o preparaba a las personas para la vida eterna, ¿qué lo impulsaba a hacerlo? Tenía compasión de ellos. Evaluaba su condición de vida, de miseria espiritual y física, y los ayudaba. El no los explotaba. Los sacaba de esa situación.

Es extremadamente fácil explotar a las personas que están atravesando una situación difícil. Más todavía si son personas comunes del pueblo que, necesitadas, se hacen presa fácil de charlatanes que siempre prometen milagros, aunque sólo a través de la entrega de sumas de dinero. Lo curioso es que este dinero se convierte en una especie de “bendición” para aquellos pastores que construyen palacios lujosos para sí mismos. Y los miembros, aunque saben de esto, se alegran con lo grandioso de las bendiciones que Dios, supuestamente, les da a estos “santos” hombres, a quienes el pueblo sigue ciegamente. Estos son los falsos profetas de los cuales habla Mateo 24. Son especialistas en cuestiones relacionadas al engaño, y Satanás es su maestro.

Así como Jesús encontró multitudes desesperadas que necesitaban de ayuda, hoy estamos en una situación análoga. La verdadera iglesia de la Biblia ya se está levantando de su tibieza, también profética, para recibir el poder del Espíritu Santo, que también es profético, para ayudar a esas personas que ahora están en un franco proceso de explotación espiritual y material. Está llegando el tiempo en el que los siervos de Dios proclamarán la verdad al mundo que, de tanto ser engañado, la sed y hambre por el mensaje puro de Jesús está llegando al punto de lo insoportable. Preparémonos, trabajando, para enseñarle al mundo acerca de la verdadera adoración y la verdadera sanidad física y espiritual.

¿Cuál debe ser el motivo de nuestra predicación? El mismo de Jesús, o sea, la compasión por la pobre multitud que sufre, para así enseñarlas, sanarlas y prepararlas para el reino de Dios.

Señales de un nuevo día (Mateo 11:2-6)

La humanidad se está degenerando. Hubo una breve interrupción en el proceso de degeneración a causa del diluvio. Ese cataclismo alteró la tendencia de la maldad y la violencia de aquellas generaciones. Pero otra especie de degeneración se instaló. Es la tendencia natural de todo ser humano. Cuando vemos a una persona que está siendo santificada, que gradualmente se va convirtiendo a la coherencia con los principios del Reino de Dios, es no es algo natural. Es algo que va siendo realizado por el poder de Dios. Es algo extraño a lo que todos somos.

Dios escogió a Abrahán para que de él surgiera un pueblo que sirviera de testigo acerca de la verdadera adoración y el verdadero estilo de vida para los demás pueblos de la tierra. La cultura de este pueblo debía influir sobre los demás, y no al contrario. Pero lo verdad es que ocurrió exactamente lo opuesto, las culturas de los pueblos cercanos invadió la cultura del pueblo de Dios, despersonalizá ndolo de su identidad, la cual Dios le había dado, y separándolo de Él. Aquí vemos un llamado de alerta, puesto que hoy eso también está sucediendo entre nosotros. Hay culturas extrañas que están penetrando en la iglesia, desde la moda incompatible con las normas de santidad que Dios requiere de nosotros, así como de los estilos musicales y las costumbres que únicamente son compatibles con lo que Satanás desea.

Casi cuatro mil años de historia pasaron hasta el nacimiento de Jesús. A partir de allí son dos mil años. Entre medio de esos dos períodos, Jesús se manifestó entre nosotros y señaló la llegada de un nuevo día, caracterizado por la restauración de todas las cosas, comenzando por los que lo eligieron como Maestro y Señor de sus vidas, los que lo eligieron para que generara en ellos la cultura celestial, es decir, la cultura de los principios bíblicos. Éstos sintieron en su fuero íntimo que había llegado el reino de Dios. Vivieron la llegada de un nuevo día.

¿De qué manera Jesús anunció ese nuevo día? De un modo bien práctico. Sanó toda suerte de enfermedades y resolvió toda clase de problemas espirituales. Iniciaba en toda persona una reforma completa de su ser, en la vida de la persona se instalaba un proceso de transformaciones diarias en dirección a la ciudadanía celestial. En otras palabras, quien se acercaba a Él no se iba sin tener su pedido atendido.

Juan, el Bautista, que tanto se había esforzado por anunciar a Jesús ahora estaba preso. En la cárcel se abatió sobre él una terrible sensación de inseguridad. ¿Sería aquél Hombre el Mesías esperado? Si así fuera, valía la pena estar preso, y enfrentar las consecuencias de los duros mensajes que muchas veces él, Juan, había pronunciado. Pero, ¿y si no era así? ¿Qué esperanza habría para él que tan valerosamente había predicado la llegada del Mesías? Estaba condenado a morir en prisión. Pero si Aquél Hombre fuera el Mesías, todo estaba bien. El Mesías iba a instalar su reino y sería liberado. Y ese día de liberación, desde el punto de vista de un hombre que estaba preso, se estaba demorando. Así, como para los demás discípulos, se estaba demorando la esperada manifestación del Cristo para derribar el Imperio Romano y liberar a los judíos de su dominio.

Pero Jesús le anunció a Juan otro reino. Mandó a que los mensajeros de quien había sido el valeroso predicador del desierto le dijeran lo que estaban viendo: las transformaciones físicas y espirituales que se estaban obrando en las vidas de las personas. Un nuevo día había llegado con Jesús. Ellos ya estaban viendo las bendiciones del Reino de Dios.

Pero hay una nota de atención. Estas bendiciones eran sólo para aquellos que se entregaran a Jesús, aunque Él los curara a todos. Es decir que no todos aceptaron ser trasformados para convertirse en verdaderos ciudadanos del Reino del Amor, especialmente aquellos que se consideraban a sí mismos entendidos en Dios, pero que no lograron ver en Jesús al Dios que tanto pensaban que entendían.

Tú, querido lector y lectora, debes saber que estamos llegando al desenlace de los últimos días. A escondidas, los líderes poderosos de este mundo, principalmente políticos y religiosos, están hoy mismo preparando las medidas legales que la profecía ya ha anticipado, para erradicar la adoración a Dios de este planeta. Quieren reducir a la nada a los verdaderos adoradores en su iglesia, e impedir que los que están afuera, entren.

Dentro de esa iglesia ya hay enemigos instalados, combatiendo en la misma trinchera donde luchan los sinceros que buscan salvar almas para el Reino de Dios. Se está generando otro poder, el de aquellos que buscan hacer inviable la enseñanza de las verdades bíblicas. Y cuando este poder entre en acción y se manifieste, se unirán con los que ya están infiltrados en las trincheras de los verdaderos adoradores y desencadenará n una oposición tan grande que dará como resultado una fuerte sacudida en el redil de los santos. Estemos alertas, para que no caigamos con los que serán sacudidos. El zarandeo es profético, no lo podremos evitar, pero cada uno sí puede evitar ser zarandeado hacia fuera de la iglesia.

Hoy debemos empeñarnos en permanecer firmes en todo aquello que es santo, en todo lo que esté relacionado con los puros principios que Jesús enseñó para que, después del zarandeo, tengamos el placer de recibir gran cantidad de adoradores que en ese tiempo saldrán de babilonia y vendrán a unirse a nosotros. Entonces Jesús volverá. Estos eventos están delante de nosotros. Y cuando se desencadenen, la velocidad de los acontecimientos será cegadora para los que no estén preparados.

Señal de la restauración final (Hechos 3:19-21)

¿Cuáles serían las señales más evidentes de que Jesús restaura al ser humano del pecado a vida eterna? Para entender esto debemos centrar nuestra atención en el poder de Satanás y sus demonios, de los cuales Jesús en aquellos tiempos estaba liberando a las personas. El poder más temido de Satanás es algo que él no tiene, pero que es una consecuencia del pecado: la muerte. La muerte es el resultado natural de la desobediencia a la voluntad de Dios. No es algo que Satanás posea, pero él lleva a que las personas pequen, por medio de la tentación, y así las personas mueren. Satanás es astuto, utiliza a la propia Ley de Dios para apresar a las personas.

Esto es una situación muy curiosa, lo que denuncia la fragilidad del imperio de Satanás. Los que viven en la eternidad no pueden pertenecer a Satanás porque están en obediencia directa a Dios y a su Ley. En nuestro planeta no hay nadie en esas condiciones, a excepción de Cristo. Entonces, para que Satanás tenga su imperio, necesita personas que –como él– sean desobedientes a Dios. El quería que Adán y Eva pecaran y después comieran del árbol de la vida para que ellos y sus descendientes vivieran para siempre en pecado. Pero no lo logró. Todos los pecadores mueren, así como él va a morir.

Otro poder de Satanás es la enfermedad. Y hay muchas enfermedades que ha ido desarrollando, o que fueron desplegadas por seres humanos agentes de Satanás. Hay toda clase de drogas, las intrigas y los desentendimientos entre los seres humanos, las guerras, la competencia a través de la cual el diablo echa uno contra el otro, las diferencias y estatus sociales, los deseos de aparentar, la glotonería, muchos programas de televisión, textos en revistas, etc. Hay muchas cosas a través de las cuales Satanás puede apresar a los seres humanos y así separarlos de Dios.

Por el proceso del pecado, el enemigo finalmente nos separa de Dios. Pero por el proceso de santificación, Dios nos acerca a Él. Fue Jesús quien hizo evidente la señal de restauración definitiva para los seres humanos. Esta señal aparece cada vez que una persona es liberada de alguno de esos (o de otros) agentes apresadores que Satanás utiliza para garantizar que esa persona se mantenga aferrada a él y le pertenezca. Durante la vida de Jesús Él liberó a las personas de Satanás, sanándolas, resucitándolas. Las liberaba enseñándoles los principios del Reino de Dios, en contraposició n al imperio de Satanás. Por ejemplo, uno de los principios del Reino de Dios es el ser manso. Por lo tanto, si alguien nos da una bofetada en la cara, en vez de devolverla, ofrezcámosle el otro lado. Si alguien nos hace caminar una milla, estemos dispuestos a caminar otra más.

Todos los pequeños o grandes agentes que Satanás utiliza para mantenernos prisioneros a él deben ser rotos y anulados. Fue eso lo que Jesús hizo en aquellos tiempos, y fueron señales de liberación para vida eterna. La principal señal fue la resurrección, y de entre ellas la más importante fue la de Lázaro, que había estado muerto durante cuatro días. Esta señal apunta a la resurrección de todos los muertos que, en vida, se hayan arrepentido y que, por lo tanto, fueron perdonados. Estos vivirán por la eternidad, libres ya de las tentaciones de Satanás.

Amigos y amigas, hay muchas cosas pequeñas, aparentemente despreciables, que nos pueden hacer perder la vida eterna. Sólo un ejemplo: tomar bebidas a base de cola [Nota del Traductor: El autor menciona directamente una marca, la más famosa de todas. Hay que tener en cuenta que en nuestro medio hay muchas bebidas análogas, con diferentes marcas, que tratan de imitarla]. Si tú ya sabes que esta no es una bebida saludable para el Templo del Espíritu Santo, y aún así la continúas bebiendo, ¿cómo pretendes explicarle eso a Dios cuando el te pida que rindas cuentas sobre el cuidado de tu cuerpo? ¿Qué vas a decirle? Necesitamos vencer todos los vicios, ya sea el de una bebida aparentemente poco perjudicial, ya sea el consumo de drogas pesadas que hace ya un tiempo han invadido los hogares y matan a millones de personas después de aprisionarlas ya hacerlas sufrir terriblemente.

Que Jesús vuelva pronto para que todos podamos ser salvos. Que nosotros, y aquellos que vean nuestro testimonio, seamos vencedores con Jesús sobre las pequeñas o grandes cadenas de Satanás. ¡Piensa bien acerca del significado de esto!

Aplicación del estudio

La lección hace un análisis enfatizando los milagros de Jesús. Si hoy esos milagros se hicieran, por lo que hemos aprendido, los haría de un modo radicalmente diferente de cómo hacen “milagros” muchos pastores de los shows de televisión.

¿De qué modo son hechos hoy? Con bramidos de aleluya, muchas cámaras, transmisión a todo el país, multitudes que asisten, testimonios a todas las multitudes y mucho marketing, ya sea relacionado con el pastor o sobre la iglesia.

¿Cómo haría Jesús los milagros hoy? ¿Los haría en el contexto actual de competencia por espacios en los medios? Haría milagros, pero no de la manera que se puedan ver en televisión. El evitaría los medios. Por cierto, cuando hiciera un milagro, y haría muchos, como en aquél tiempo, sería discreto. Pediría que no fuera divulgado, pues el asedio de los medios de comunicación sería intenso. Habría fotógrafos, paparazzi, siempre atentos, para tomar una instantánea de los actos de Jesús. En verdad, hoy es fácil ser un falso profeta. Sería muy difícil para Jesús ser como Él fue en aquellos tiempos. Si hace dos mil años Jesús tuvo que esquivar muchas veces el boato farandulesco, imagina cómo sería en nuestros días…

No fue fácil para Él ser Jesús en esos días ¿no es así? El siempre anduvo haciendo el bien. No se centraba únicamente en los milagros. Era simple y humilde en sus acciones. No quería una promoción personal. Hacía el bien por amor a las personas, porque tenía compasión de ellas.

En nuestros días, habiendo falsos pastores, ¿cómo se conduciría Jesús entre las multitudes? Hagamos uso de la imaginación. Nos servirá a nosotros mismos, pues en poco tiempo estaremos haciendo lo que Él hizo, y deberá ser hecho de la manera en cómo Él haría si estuviera físicamente entre nosotros.

Jesús estaría vestido de manera simple, aunque aseado y con buen gusto. No recurriría a recursos que promuevan la fama. Estaría totalmente desligado de los bienes materiales. No estaría interesado en automóviles lujosos, o casas de alto valor. Si usara automóviles (y seguramente los utilizaría), podríamos creer que sería uno usado en el que se hayan hecho algunas reformas. Y él se hospedaría entre personas sencillas.

Al hacer algún milagro, y Él haría muchos, sería extremadamente discreto. Evitaría entrevistas en los medios que, aún así, estarían todo el tiempo cerca de Él. Recomendaría a los sanados que divulgasen lo que Él hizo por ellos. Todos finalmente se darían cuenta de que Él no saca ningún provecho para sí mismo. No buscaría la fama, se mantendría totalmente indiferente a ella. Y sus razones no cambiarían: estarían siempre relacionadas con un sincero deseo de amar a las personas y salvarlas para vida eterna.

Pues bien, estos días se están acercando para los hijos de Dios, para el Remanente, que deberá concluir la predicación del Evangelio en esta Tierra. Habrá milagros, señales impresionantes, en todas partes del planeta. Pero estos siervos de Dios se mantendrán discretos, a semejanza del Maestro.

Prof. Sikberto R. MarksSikberto Marks


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