lunes, 25 de agosto de 2008

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resumen alternativo.- leccion nº9 escuela sabatica



Lección 9
30 de Agosto de 2008

Un pilar en las misiones: El apóstol Pedro
Paul Dybdahl & Carl Cosaert

Versículo central de la Lección:

Hechos 4:13

Aunque Pedro fue impetuoso, ambicioso, y pudo haber sido incluso intempestivamente violento, Jesús notó, a través de esta rudeza, una lealtad, un compromiso fiel, y un espíritu dispuesto a ser enseñado, lo que haría de él, no sólo un líder entre los discípulos, sino también un fiel testigo al mundo de la gracia divina.

Aspectos para estudiar y analizar

1. ¿En qué sentido Jesús se refirió a Pedro como la roca sobre la cual él edificaría su comunidad de creyentes? ¿Qué son las "llaves" del reino y los poderes para "atar" y "desatar" dados a Pedro? ¿Cómo Pedro pudo ser el vocero de Dios en un instante, y ser el vocero de Satanás en el siguiente?
· Mateo 16:13-23 es un episodio en un intercambio entre los discípulos y Jesús que está lleno de profundas comprensiones e ironía; inspiración y ceguera; paradoja y parodia. Es una historia que marca un punto central de transición en la dinámica global de la estructura de Marcos como un Evangelio. Marcos 8:27 marca la transición entre un Jesús dinámico, hacedor de maravillas, héroe, a un antihéroe, al Mesías como Siervo Sufriente. Especialmente, en los relatos de Mateo y Marcos es importante observar los eventos que preceden y continúan a este importante pasaje. Nótese especialmente que el relato de la Transfiguració n sigue a continuación después de esto. ¿Se dio eso como una garantía especial para Pedro, Santiago y Juan después de la preocupante revelación de que Jesús sería rechazado por los líderes judíos y llevado a la muerte? El relato de Lucas en 9:18 no es tan dramático.
· ¿Es significativo que en Mateo 18:18 el mismo poder de atar y desatar le hayan sido dados a todos los discípulos?

2. ¿Qué sabemos acerca del rol de Pedro en la misión de la iglesia después de la resurrección?
· Después de la ascensión de Jesús en Hechos 1, es Pedro quien toma la iniciativa de reemplazar a Judas por otro testigo de la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesús. Además, después de que los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo, fue Pedro quien se puso de pie para dirigirle la palabra a los judíos testigos de este evento en Hechos 2. Su mensaje fue una réplica del de Juan, el Bautista: "Arrepentíos, y sed bautizados", sólo que ahora es hecho "en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados" (Hechos 2:38). Fue Pedro, junto a Juan, que sanó al hombre paralítico que estaba a la entrada del Templo (Hechos 3:1-10), un evento que dio pie a otro discurso a los circunstanciales espectadores a arrepentirse para perdón de los pecados por medio de Jesucristo (Hechos 3:11). Esto, a su vez, lo condujo a su arresto y su testificación ante los gobernantes y ancianos del pueblo.
· En repetidas veces Lucas registra cómo Pedro y los demás fueron llenos del Espíritu Santo en su hablar, sus decisiones y actividades (Hechos 4:8, 31; 13:2-4). Fue el Espíritu Santo quien le dio a Pedro la visión y la comisión de predicarle al gentil Cornelio y su familia y también autenticado esta misión para ser obviamente manifestado entre esos gentiles (Hechos 11:5-18).

3. ¿Qué ocurrió, eventualmente, con el liderazgo de Pedro? ¿De qué manera él colaboró y a la vez obstaculizó la misión de Pablo a los gentiles?
· Lo último que escuchamos en relación a Pedro en Hechos gira en torno al Concilio de Hechos 15, donde él defiende la misión de Pablo a los gentiles ante los mismos partidarios de la circuncisión que habían criticado su misión a Cornelio (Hechos 15:5 y 11:2, 3). Santiago está ahora al mando (Hechos 15:19 "Por eso juzgo que..."). La cuestión estuvo lejos de ser resuelta como podemos ver en Gálatas 2:1-14. Cuando los partidarios de la circuncisión llegan a Antioquía, incluso Pedro y Bernabé desisten de participar de la mesa fraternal con los creyentes gentiles y Pedro es reprendido públicamente por Pablo.

4. ¿Qué testimonio hay aquí para la ulterior misión y mensaje de Pedro?
· Gálatas 2:9 señala que la misión de Pedro era primordialmente a los judíos. 1 Corintios 1:12 puede aportar evidencias a esto. Sin embargo, la primera epístola de Pedro es dirigida a los sufridos cristianos de la provincias del norte de Asia Menor (1 Pedro 1:1) que eran ostensiblemente gentiles. ¿Realmente Pedro trabajó en esas regiones? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que él se vale muchísimo de expresiones relacionadas con la senda de sufrimiento que conduce a la percepción de la gloria mesiánica en Jesús, que él había encontrado tan preocupante en Mateo 16. Este tema permea 1 Pedro (ver 1 Pedro 1:6, 7; 10, 11, 20, 21; 2:12; 4:12-14; 5:1, 6, 10). Fue una gloria en la que él terminó creyendo tan firmemente que la selló, de acuerdo con la tradición, rehusándose a ser crucificado cabeza arriba como Cristo, sino cabeza abajo cuando fue martirizado en Roma.

Traducido de Good Word
Walla Walla University, USA

Leccion nº9- 30 de agosto 2008- Dr Timothy Jennings



Lección 9
30 de Agosto de 2008

Un pilar en las misiones: El apóstol Pedro
Dr. Timothy Jennings

Sábado

Lee el primer párrafo: "La semana pasada consideramos. ..". Reflexiona acerca del contenido de este párrafo.

ü La última frase del primer párrafo de la lección de esta semana declara que la caída de Pedro no fue "la intención de Dios para este héroe con fallas". ¿Cuál era la intención de Dios?
· La victoria

ü ¿Qué nos dice esto acerca de la voluntad de Dios obrando en con personas defectuosas? ¿Qué ejemplos podemos dar de Dios obrando en personas con fallas?
· Noé à bebedor
· Abraham à polígamo
· Isaac à se rehusó a seguir la dirección de Dios
· Jacob à mentiroso y tramposo
· Rahab à prostituta
· Sansón à mujeriego
· David à asesino y adúltero
· Salomón à el mega-polígamo, idólatra, sacrificó a su hijo
· Pedro à negó a Jesús

ü ¿A cuántas de estas personas las considerarías dignas de ser diáconos, ancianos, pastores, o maestros en tu iglesia? ¿Qué nos dice esto acerca de Dios? ¿Cuál es el elemento clave que Dios busca en las personas? ¿Qué deberíamos hacer cuando nos enteramos de los pecados pasados de alguien?
· La cuestión no es si nosotros hemos pecados, puesto que todos nosotros estamos infectados con pecado. La pregunta es: ¿estamos participando con Dios para sanar, restaurar, recrear, renovar? ¡Dios utilizará a alguien que confíe en Él!

ü ¿Por qué Pedro fue inestable? ¿Cuál es la cuestión subyacente en eso? ¿Estaba Pedro intencionalmente trabajando para socavar el éxito, o había algún elemento en su carácter que saboteaba sus intenciones?

ü Cuando Pedro dijo "Señor, estoy dispuesto a ir contigo aún a la cárcel y a la muerte" (Lucas 22:33), ¿estaba mintiendo? ¿Entonces qué ocurrió? ¿Qué es lo que llevó a Pedro a negar a Cristo tres veces?
· El miedo y el egoísmo, Pedro estaban asustado. Temía lo que los demás pensaran de él, con miedo de lo que podría ocurrirle, temeroso de la humillación y la vergüenza.

ü ¿De dónde surgieron ese temor y el egoísmo? ¿Cuál es otro nombre para eso?
· La supervivencia del más apto, la búsqueda del puesto número uno. Todos nosotros hemos nacido infectados con este elemento del gobierno de Satanás.

ü ¿Cómo afecta este principio nuestras vidas? ¿Qué ejemplos vemos en la sociedad de nuestros días?
· Haciendo trampa para tomar la delantera, ya sea a nivel de los atletas, los países, o en los negocios.
· Mintiendo para protegerse uno mismo.
· Atacando a otros verbal o físicamente.
· Criticando a otros, chismeando, esparciendo rumores.

ü ¿Cuál es la solución? ¿Cuál es el único poder que puede liberar nuestros corazones y mentes del temor y el egoísmo?
· ¡El amor!

ü Ejemplos:
· Una paciente que siempre temía lo que otros pensaran de ella superó sus miedos cuándo ella comenzó a pensar en las necesidades de otros en vez de en sí misma
· Los soldados superan el temor por amor a sus amigos y camaradas soldados por los cuales están dispuestos a ponerse en peligro para salvarlos.
· Los padres que se sacrifican a sí mismos por sus hijos.

ü ¿Dónde se origina tal amor? ¿Lo podemos producir en nosotros? ¿Cómo lo podemos tener en nuestras vidas?
· Romanos 5:1-19

ü ¿Qué opinas? Para entender el pasaje necesitamos comprender las palabras claves. Y éstas son:
· Justificado à corregido; encarrilado, hecho justo, puesto en armonía
· Fe à confianza
· Gloría à el carácter
· Sangre à la vida y la verdad
· Ira à a la que hemos sido entregados (Romanos 1:18, 24, 26, 28)

ü Mi paráfrasis de Romanos 5:1-19:
· "Por lo tanto, si nuestras mentes y corazones han sido corregidos a través de la confianza, estamos en paz con Dios a través del remedio traído por nuestro Señor Jesucristo. Es por medio de Jesús que conocemos la verdad acerca de Dios, y recuperamos la confianza y así abrimos nuestras mentes para experimentar la gracia del poder sanador de Dios. Y nuestro gozo está en la esperanza de ser completamente transformados en seres que posean el carácter divino. Por esto, nos regocijamos en nuestras pruebas y aflicciones, porque sabemos que las pruebas sacan a la luz nuestras faltas y defectos de carácter y si perseveramos, escogiendo los métodos de Dios, los defectos serán quitados y el carácter será purificado. Y el carácter puro aumenta nuestra esperanza para el reino de Dios. Y nuestra esperanza no será chasqueada, porque Dios irradia su amor en nuestro corazón, madurando, ennobleciendo y perfeccionándonos a su imagen por el Espíritu Santo, quien nos ha sido dado. En el mismo momento en que fue necesario, cuando fuimos infectados con la desconfianza, rebelándonos contra Dios, y cuando nuestra condición era terminal, Cristo murió para restaurar la confianza y sanarnos de nuestra enfermedad terminal. Raramente alguien muere por un hombre saludable, aunque a veces esto podría ocurrir. Pero Dios el Padre demuestra su amor por nosotros en esto: Mientras nos estábamos muriendo y en rebelión en contra de él, Cristo murió para restaurar la confianza y curarnos del pecado para sanarnos y restaurarnos a la unidad con Dios. Y ahora que hemos sido conquistados de nuevo a la confianza, limpios, curados y sanados y justificados con Dios por la verdad revelada por la muerte de Cristo, ¡cuán ridículo sería pensar que ese Dios ahora nos dejaría. Por eso, si cuando nosotros desconfiamos de Dios y peleamos con Él de alguna manera, su Hijo murió para ganarnos nuevamente a la confianza y la amistad y sanar nuestros corazones rebeldes, ¡cuánto más, habiéndonos conquistado de regreso a la confianza y la amistad, sanará Dios todo el daño causado mientras estábamos en rebelión contra Él! Y mejor aún, habiendo experimentado esta sanación de mente y corazón que es estamos llenos para derramarnos con alegría para Dios, a quien hemos conocido por medio de Jesús y a través de quién hemos sido restaurados a la amistad con Dios.Por consiguiente, la infección de la desconfianza hacia Dios, que deformó el corazón y la mente del hombre con egoísmo y temor que resulta sólo en la muerte, infectaron a la raza humana cuándo Adán aceptó las mentiras de Satanás acerca de Dios y quebrantaron confianza con él. Esta infección de desconfianza y egoísmo es heredada por todo la humanidad de manera que todos nacen infectados, y esto es revelado por el hecho de que antes de que ley escrita fuera dada, la infección de la desconfianza, el temor y el egoísmo ya estaba en el mundo. Pero esta infección de desconfianza, miedo y egoísmo no es diagnosticable sin la ley. No obstante, aún sin estar diagnosticados como infectados con esta condición terminal, la humanidad murió desde la época de Adán hasta la de Moisés, aún aquellos que no quebrantaron un mandamiento específico, tal como Adán lo hizo, revelando con ello que el problema es el estado de infección de nuestras mentes y no una cuestión legal con Dios. Adán, el primer hombre, siendo el conducto a través del cual la infección se introdujo la humanidad, representa al único hombre que es el conducto del antídoto que sana a los muchos que lo aceptan. Pero el don del antídoto no es como la infección. Pues, teniendo en cuenta que todos nacen infectados con una condición terminal por la elección de Adam, ¡cuán increíblemente efectivo debe el antídoto, traído por Cristo, siendo que sana a todos los que lo toman! Una vez más, el don del antídoto no es como el resultado de la ruptura de confianza de Adán. Esa ruptura infectó a toda la humanidad, y todos están diagnosticados como enfermos y moribundos. Esto ocurrió sin que cada individuo eligiera estar infectado, pero el antídoto vino después de que la humanidad fuera gravemente dañada y fuera deformada por el egoísmo y el pecado a la que se le trajo purificación, sanidad y restauración completa. Si por la elección de un hombre, la desconfianza, el egoísmo y la muerte permearon a toda la humanidad, cuánto más aquellos que acepten el remedio que Cristo ha logrado, experimentará n la restauración de la confianza y la sanación completa para vivir con Dios por la eternidad. Por lo tanto, así como la elección de Adán infectó a la humanidad con la condición fatal de la desconfianza, el temor y el egoísmo, así también las acciones de Cristo revelaron la verdad y disiparon las mentiras de Satanás, restableciendo la confianza y trayendo el remedio vivificador para todo la humanidad. Así como la elección de Adán infectó a toda la raza humana con una condición terminal, así también la vida perfecta de Cristo ha traído el remedio para sanar a todo aquél que lo acepte".

ü ¿Cómo experimentamos el amor de Dios en nuestras vidas?
· Vemos la verdad acerca de Dios la cual Cristo reveló y la confianza es reconquistada. En la confianza, abrimos el corazón abrimos el corazón y el Espíritu Santo es derramado. El Espíritu toma lo que Cristo ha logrado, el perfecto amor, un carácter perfecto, y este amor es derramado en nuestros corazones ¡y el temor y el egoísmo son removidas y vivimos vidas en amor a Dios y a los demás en vez del temor y el egoísmo!
Domingo
La comisión de Pedro: Una mirada más cuidadosa

Lee el versículo citado en primer lugar. Reflexiona. ¿A qué está refiriéndose? ¿Quién es la Roca sobre la cual está edificada la iglesia? ¿Cómo sabemos que es Jesús?

& Efesios 2:19-22: “Así, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos con los santos, miembros de la familia de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular. En él, todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. En él vosotros también sois edificados juntos, para la morada de Dios en el Espíritu”
& 1 Pedro 2:4-6: “Acercaos a Él, Piedra viva, reprobada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios. Vosotros también, como piedras vivas, estáis siendo edificados en una casa espiritual en un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por medio de Jesucristo. Por eso dice la Escritura: ‘Pongo en Sión la principal Piedra del ángulo, elegida, preciosa. El que crea en ella, no será defraudado’”.

ü ¿Qué opinas de estos pasajes? ¿Qué quieren decir?
· No sólo que Cristo es la principal piedra del ángulo. ¿Qué somos nosotros entonces? ¡Somos los ladrillos sobre los cuales el Templo está siendo construido!

ü ¿Qué opinas acerca de la idea de que las puertas del infierno no prevalecerán en contra de eso? ¿Qué clase de arma es una puerta?
§ ¡Una arma defensiva! 2 Corintios 10:3-5 nos dice que la batalla se libra en nuestra mente y que nuestras armas ¡derriban todo lo que se levanta contra el conocimiento de Dios! Satanás tomó cautivas las mentes de la humanidad con mentiras acerca de Dios y nuestros caracteres fueron corrompidos con el temor y el egoísmo. Jesucristo vino hasta los dominios de Satanás y reveló la verdad acerca de Dios, lo cual desbarata las mentiras y supera el temor y el egoísmo con perfecto amor y confianza. Ahora, a causa de Jesús, Satanás está ya no está a la ofensiva, sino a la defensiva. ¡Él está trabajando para cerrar las mentes a la verdad, aferrándose a lo que él tiene. ¡Pero las puertas del infierno, las puertas de las mentiras contra Dios, las entradas de la distorsión demoníaca no quedarán en pie cuando presentemos la verdad acerca del amado Dios y derribaremos las fortalezas de Satanás y liberaremos a los que están allí!

ü ¿Tiene esto algo que ver con la purificación del Templo?
& 2 Tesalonicenses 2:1-4: "Acerca de la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con Él, os rogamos, hermanos, que no os mováis fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os alarméis ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta supuestamente nuestra, de que el día del Señor ya ha llegado. Nadie os engañe en ninguna manera, porque ese día no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, que se opondrá y se exaltará contra todo lo que se llama Dios, o que se adora; hasta sentarse en el templo de Dios, como Dios, haciéndose pasar por Dios".
& Malaquías 3:1-3 "Yo envío mi mensajero, que preparará el camino delante de mí. En seguida después, vendrá a su templo el Señor a quien buscáis; el Ángel del pacto, a quien deseáis. Ya viene -dice el Señor Todopoderoso. '¿Quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿Quién podrá subsistir cuando Él se manifieste? Porque Él es como fuego purificador, como lejía de lavadores. Se sentará para afinar y limpiar la plata. Limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a plata, y ofrecerán al Señor ofrenda con justicia".
· ¡Ésta es la obra final de preparación que Cristo está haciendo antes de que Él venga! Él prepara a un pueblo para ser como Él cuando venga. Cristo vino a la tierra y aplastó la cabeza de la serpiente. Cristo ganó la victoria que nosotros nunca podríamos ganar. Ahora, para aquellos que confíen en Cristo, ¡el Espíritu Santo tomará el mismo carácter de Cristo y lo reproducirá en nosotros y seremos como Jesús triunfando sobre los agentes satánicos con el objeto de revelar la gloria y el carácter de Dios a todo el universo!
& Ezequiel 36:23-27: "Vindicaré mi gran Nombre, deshonrado entre las naciones, que vosotros profanasteis en medio de ellas. Y las naciones sabrán que Yo Soy el Señor -dice Dios, el Señor-, cuando yo vindique mi santidad por medio de vosotros ante sus ojos. Os sacaré de las naciones, os juntaré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos. Os daré un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Pondré mi Espíritu dentro de vosotros, y haré que andéis en mis Mandamientos, que guardéis mis normas, y que las cumpláis".

ü Notemos lo que Pablo dice que sucederá cuando Dios haga esto en nosotros:
& Romanos 16:20: "Y el Dios de paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies".

Lunes
La sombra de Pedro

Considera el título de la lección correspondiente al Lunes. ¿Qué piensas con respecto a su significado?

ü ¿Por qué hubo personas siendo sanadas por la sombra de Pedro? Estos milagros, ¿estaban ocurriendo porque el pueblo tenía gran fe o su fe era débil y necesitaba ser motivada? ¿Estos milagros ocurrieron con el propósito de impulsar la expansión de la iglesia cristiana?

ü ¿Que les sucedió a todas las personas que experimentaron la sanidad de algún mal físico por parte de Pedro y los demás apóstoles?
· Murieron y están en sus tumbas hoy.

ü ¿Qué significa esto? ¿Que es el plan primario de Dios sanarnos de nuestras enfermedades físicas actuales? ¿Cuál es su plan primario? ¿Sanar nuestros caracteres y mentes para la eternidad, para que así entonces las sanidades físicas sean parte de esa misión?

Martes
Organización de la iglesia primitiva

Lee el último párrafo: "A través de todo el libro de Hechos..."
ü ¿Hay algún peligro de que tal cosa esté sucediendo en nuestra iglesia? ¿Qué podemos decir acerca de la presentación de doctrinas distintivas como el Sábado, el estado de los muertos, el bautismo por inmersión, las profecías de Daniel y Apocalipsis, la segunda venida, etc., utilizando textos probatorios para persuadir de la exactitud bíblica para estas doctrinas, pero como puntos de vista independientes, autónomos. Entonces las personas son llevadas a la conversión creyendo en estos hechos pero nunca cambian su comprensión básica del carácter de Dios, el gran conflicto, el propósito de la Cruz. Entonces, convertimos a las personas que llevan en el centro de su comprensión un paganismo básico, creyendo en un Dios enojado, ofendido, que requiere ser apaciguado y que matará a todos aquellos que no le ofrezcan algo para apaciguar su ira.

ü ¿Está en peligro nuestra iglesia de estar volviendo sigilosamente al paganismo?

Miércoles
Una visión más amplia

Considera el título de la lección correspondiente al Lunes. ¿Qué piensas con respecto a su significado?

ü ¿Cuál es la visión más amplia que necesitamos tener? ¿Cuán amplios necesitamos ser? ¿Necesitamos ver más allá de nosotros mismos hacia la lucha universal en la cual están involucrados los ángeles? ¿Tuvo la muerte de Cristo algún beneficio para los ángeles? ¿Tuvo beneficio la muerte de Cristo para la humanidad que no era necesaria para los ángeles?
& Colosenses 1:15-20: "Cristo es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación. Por Él fueron creadas todas las cosas, los que están en los cielos y las que están en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de Él y para Él. Porque Cristo existía antes de todas las cosas y todas las cosas subsisten en Él. Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga la preeminencia. Por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud, y por medio de Él reconciliase consigo todas las cosas, así lo que está en la tierra como lo que está en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz".

ü Notemos que las cosas celestiales fueron reconciliados por Cristo en la Cruz. ¿Qué significa esto? ¿Cayeron los ángeles del cielo o fueron leales? Entonces, ¿qué significa ser reconciliados?
& Hebreos 2:14-18: "Así, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, Él también participó de lo mismo, para destruir por su muerte al que tenía el dominio de la muerte, a saber, el diablo. Y librar a los que por temor a la muerte vivían como esclavos toda su vida. Porque no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abrahán. Por eso, debía ser en todo semejante a sus hermanos, para ver a ser compasivo y fiel Sumo Sacerdote ante Dios, para expiar los pecados del pueblo. Y como Él mismo padeció a ser tentado, es poderoso para socorrer a los que son probados".

ü Pero aquí la Biblia nos dice que Cristo hizo algo, no para los ángeles sino por la humanidad. ¿Dónde está el equilibrio?
· Todos los seres inteligentes, a lo largo del universo necesitaron tener la verdad revelada acerca de Dios para destruir las mentiras que Satanás había dicho y para asegurar a los seres no caídos en su lealtad. Así, la vida de Cristo, su muerte y resurrección demuestra la verdad y "reconcilia" todas las cosas en cielo y tierra para Dios. Pero la humanidad no sólo necesitaba que esa verdad fuera revelada, sino también necesitaba ser sanada del daño que el pecado había hecho; eso no era necesario para los ángeles. ¡Así que Cristo vino y tomó nuestro estado enfermo y lo sanó por su vida victoriosa! Él restauró perfectamente el amor dentro de la especie humana en su propia vida en la tierra y simultáneamente destruyó la muerte y trajo la vida y la inmortalidad a la luz.

Jueves
Creciendo en la gracia

ü Después del Pentecostés ¿llegó Pedro a la plenitud de su comprensión y métodos, o fue creciendo hasta lograrlo? ¿Qué pasa con nosotros hoy? ¿Y después de que Cristo venga nuevamente y vayamos todos al cielo con Él? ¿Alguna vez dejaremos de crecer? ¿Fue sólo una cuestión de crecimiento para Pedro o él realmente se equivocó en algunos aspectos?
& Gálatas 2:11-13: “Y cuando Pedro vino a Antioquía, lo resistí cara a cara, porque era de condenar. Porque antes que viniesen algunos de parta de Santiago, comía con los gentiles. Pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, por temor a los de la circuncisión. Y los otros creyentes judíos participaron de su simulación, tanto que aún Bernabé fue llevado por la hipocresía de ellos”.

ü Si Pedro estaba claramente equivocado después del Pentecostés, ¿significa que los profetas y los apóstoles podían estar errados? ¿Estuvo equivocado Pedro en algunas cuestiones que necesitaron corrección? ¿Y respecto de los otros profetas?
• En 1 Reyes 13 tenemos la historia del profeta joven y el profeta anciano. El primero recibe un mensaje para el rey y se le dice que no se detenga en el camino, de ida o de vuelta, ni comer o beber. Pero el profeta anciano intercepta al joven y le dice: "Yo también soy profeta como tú, y un ángel me habló por Palabra del Señor, diciendo: Vuélvelo contigo a tu casa, para que coma y beba algo. Pero le mintió. Entonces volvió con él, y comió y bebió en su casa. Y cuando estaban en la mesa, vino Palabra del Señor al profeta que lo había hecho volver. Clamó el varón de dios que había venido de Judá, y le dijo así: Así dice el Señor. Por cuanto has sido rebelde a la orden del Señor, y no guardaste el mandato que el Señor tu Dios te había prescripto, sino que volviste, comiste y bebiste donde el Señor te había prohibido comer y beber, tu cuerpo no entrará en el sepulcro de tus padres" (1 Reyes 13:18-21).

ü ¿Se equivocan los profetas y los apóstoles? ¿Y los profetas modernos? ¿Permitimos que crezcan en la comprensión o pensamos que, no importa lo que un profeta diga, debe ser verdad?

ü ¿Y con respecto a Elena G. de White?
¨ "Los testimonios de la Hna. White no deben ser presentados en primera línea. La Palabra de Dios es la norma infalible. Los testimonios no han de ocupar el lugar de la Palabra. Debe ejercerse gran cuidado por parte de todos los creyentes, para presentar cuidadosamente estas cuestiones, y siempre conviene detenerse cuando se ha dicho suficiente. Prueben todos su posición por medio de las Escrituras, y prueban por la Palabra revelada de Dios todo punto que sostienen como verdad. (Carta 12, 1890; citada en El evangelismo, p. 190}
¨ "Cuanto más miremos las promesas de la Palabra de Dios, más brillantes aparecen. Cuanto más las practiquemos, tanto más profunda será nuestra comprensión de ellas. Nuestra posición y fe se basan en la Biblia. Y nunca queremos que un alma presente los testimonios antes que la Biblia" (Manuscrito 7, 1894; citado en El evangelismo, p. 190}
¨ "No reclamo infalibilidad, o aun perfección de carácter cristiano. No estoy libre de errores y equivocaciones en mi vida. Si hubiera seguido más estrechamente a mi Salvador, no debería tener que acongojarme por tantas disimilitudes a su imagen amada" (Daughters of God, p. 272)
¨ “No hay justificativo para que alguien tome la posición de que no hay más verdad a ser revelada, y que todas nuestras tesis respecto de las Escrituras están sin un error. El hecho de que ciertas doctrinas hayan sido consideradas como verdad por muchos años por nuestro pueblo, no es prueba de que nuestras idean sean infalibles. El tiempo no convertirá el error en verdad, y la verdad puede permitirse el honor de ser imparcial. Ninguna doctrina verdadera perderá algo por una investigación estrecha" (Counsels to Writers and Editors, p. 35)
¨ "Tenemos muchas lecciones para aprender, y muchas, muchas que desaprender. Únicamente Dios y el Cielo son infalibles. Aquellos que piensan que nunca tendrán que renunciar a una postura largamente acariciada, que nunca tendrán ocasión de cambiar de opinión, serán decepcionados. Mientras nos mantengamos en nuestros propias ideas y opiniones con determinada persistencia, no podremos tener la unidad para la cual Cristo oró" (Counsels to Writers and Editors, p. 37)

Viernes
Para estudiar y meditar

Lee el primer párrafo de la primera cita, e intercambia opiniones al respecto.

ü Algunos de los mejores testigos de Cristo cometieron los más grandes errores.



© Dr. Timothy Jennings

lunes, 18 de agosto de 2008

¿estamos Exagerando Los Adventistas Con El Ecumenismo A Las Puertas?

Hermanos queridos, les invito a que lean la información en estas páginas (con fotos), y me digan que opinan. OJO es una página de gente evangélica. ¿Ver a Pastores evangélicos de renombre, imponiendo las manos a sacerdotes católicos, vistiéndose como curas, rezando cogidos de las manos, acaso no debería alertarnos de la cercanía del Ecumenismo?http://www.centrorey.org/temas21.htmlQuisiera saber la posición de los evangélicos que visitan nuestro foro.Dios les bendiga."A LA LEY Y AL TESTIMONIO, SINO DIJEREN CONFORME A ESTO, ES PORQUE NO LES HA AMANECIDO" Isaías 8:20


Lección 8
De la insensatez a la fe: El apóstol Pedro

MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO

El sábado enseñaré…

Texto Clave: Juan 6:68

Enseña a tu clase a:

1. Saber que Pedro era un activista, que lograba que las cosas se hicieran, pero con tendencias a reaccionar emocionalmente más que racionalmente.
2. Sentir lo que debió haber costado moldear el carácter de Pedro para llegar a ser lo que Jesús quería.
3. Hacer un plan en forma de juego (ver más adelante) para el desarrollo del carácter.

Bosquejo de la Lección

I. Pedro: una roca no muy sólida (Lucas 22:32)
A. ¿Qué es un dirigente “activista”? Eso ¿es bueno o malo?
B. Haz una lista de algunas experiencias de Pedro que “no fueron muy sólidas”.
C. ¿Cuál es la diferencia entre Pedro y Juan? (Repasa la lección pasada.)
D. La lección de esta semana habla acerca de Pedro en los evangelios, los Hechos y las epístolas. Pide a la clase que analice estos tres “Pedros”.
II. Liderazgo en la iglesia: ¿quién debería estar allí? (Juan 21:15-18)
A. Pide a tu clase que diga si elegirían a Pedro como primer anciano de tu iglesia. ¿Por qué sí o por qué no?
B. ¿A qué discípulo elegirían?
C. Pide a tu clase que hagan una lista de características que esperarían ver en los dirigentes de la iglesia, en cualquier nivel.
III. Plan de juego
A. Tomando a Juan (la lección de la semana pasada) y a Pedro como ejemplos, pide a la clase que mencionen algunas cosas específicas que deben ser hechas para tener un carácter moldeado de acuerdo con las expectativas de Jesús.

Resumen

Jesús manejó el activismo de Pedro y sus buenas intenciones, y lo fortaleció en la fe para ser un pilar importante en la iglesia cristiana primitiva.

Ciclo natural de aprendizaje

Paso 1
¡Motiva!


Muy pocos personajes del Nuevo Testamento rivalizan con Simón Pedro en cuanto a acciones osadas y afirmaciones extravagantes: se invitó a sí mismo a caminar con Jesús sobre el agua, le cortó la oreja a un hombre, rechazó inicialmente que Jesús le lavara los pies en ocasión de la Última Cena. A menudo, cuando Jesús hacía una pregunta a los discípulos, Pedro era el que respondía. Junto con Santiago y Juan, Pedro acompañó a Jesús en algunos de sus milagros más notables.

No obstante en algunos sermones que mencionan a Pedro, él es tratado como un payaso que se puede amar; alguien que hablaba y actuaba antes de pensar cuáles serían los resultados de sus palabras o acciones. El mensaje implícito de estos sermones es: “No sean como Pedro. Mantengan su boca cerrada y controlen sus manos. Es mejor estar seguro que tener que lamentarlo”.

Esa actitud pasa por alto todo el punto importante de su historia: la influencia de Pedro en la iglesia primitiva fue enorme porque estaba dispuesto a asumir riesgos por Cristo. Cuando Pedro se convirtió y fue transformado, el Espíritu Santo usó la osada proclamación de Pedro y sus actos valientes para edificar el Reino de Cristo.


Paso 2
¡Explora!


Comentario de la Biblia

I. El llamamiento de Pedro

(Repasa Mateo 4:18-22; Marcos 1:16-20 y Lucas 5:1-11 con tu clase).

Una lectura superficial de estos versículos da la impresión de que Jesús apareció de la nada, invitó a Pedro, a Santiago y a Juan a seguirlo, y casi al instante ellos aceptaron su invitación.

Pero, aun los pescadores son más sofisticados que eso. Sabemos que Pedro estaba casado; ¿qué clase de pensamientos debieron haber pasado por su mente al considerar dejar todo para seguir a Jesús?

Considera: Pedro y sus colegas pescadores sin duda habían oído hablar de Jesús antes de que apareciera y se sentara en el bote de ellos. ¿Qué efecto tuvo sobre los que vieron la pesca milagrosa? ¿Qué había detrás de la exclamación de Pedro: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador” (Lucas 5:8)? ¿Qué nos indica esto acerca de Pedro y su disposición a seguir las insinuaciones de Dios? Imagínate que Pedro hubiera pensado todo el tiempo que él era santo y lo suficiente religioso como para no necesitara a Jesús.

II. La conversión de Pedro

(Repasa Mateo 16:13-20; 16:21-23; 26:69-75; Juan 13:38 con tu clase).

Estos pasajes describen situaciones en las que se manifestaron tanto las cualidades fuertes como las débiles de Pedro. Pero, sostener, como algunos lo hacen, que Pedro no estaba realmente convertido indica cuántos de nosotros entendemos mal la conversión.

Estar convertidos no significa que nunca más experimentaremos fracasos, así como estar casado no significa que nunca pelearás con tu cónyuge. La conversión sencillamente significa que estamos en el sendero cristiano. Si caemos, como ocurrió a veces con Pedro, nos levantamos y volvemos al sendero.

Considera: ¿Qué consuelo nos viene de saber que Jesús puede transformarnos como transformó a Pedro? ¿Qué nos enseña la transformació n de Pedro acerca de la conversión? ¿Es un evento o un proceso?

III. El ministerio de Pedro

(Repasa Hechos 2:1-14; 3:1-12; y 10:1-22 con tu clase).

Ser un cristiano es una experiencia de aprendizaje. Las experiencias de Pedro con Jesús proveyeron una plataforma sobre la cual él construyó su ministerio tanto a judíos como a gentiles.

Considera: Para cada uno de los tres incidentes registrados en los textos recién citados, ¿cuál es la lección principal que Pedro tenía que aprender? Pregunta a tu clase: ¿De qué modo el Espíritu Santo puede estar guiándonos a fin de ser intrépidos para Dios?

IV. El legado de Pedro

(Pide que alguien, en tu clase, lea en voz alta 1 Pedro 3:8, 9; 4:7-11).

De acuerdo con la tradición, Pedro murió crucificado cabeza abajo. Aparentemente, al final de su vida de servicio a Cristo se sentía indigno de morir de la misma forma en que murió Jesús.

Considera: Si, después de leer las Escrituras en esta sección, tuvieras que resumir el consejo de Pedro a la iglesia en pocas palabras, ¿qué le dirías?

Paso 3
¡Practica!


Preguntas para reflexionar:

1. Todo lo que sabemos acerca de algunos de los personajes bíblicos se obtiene de unos pocos versículos. Algunas de esas instantáneas que tenemos de Pedro no son demasiado halagadoras. ¿Qué sabría la gente acerca de ti basadas en vistazos de tu vida, vistos aquí y allá?

2. Otra cosa acerca de las biografías bíblicas es que meses y años están comprimidos en unos pocos versículos o capítulos. ¿Cuánto tiempo se necesita para que el carácter de una persona se revele? ¿En qué etapas es más probable que el carácter sea alterado?

Preguntas de aplicación:

1. El amor y la paciencia de Jesús están subrayados en las historias de los errores y las infracciones de Pedro. ¿En qué áreas de tu vida puedes ver que Dios te cambia en alguien que refleja más correctamente su carácter? Enumera por lo menos tres.

2. ¿Qué estaba haciendo Jesús en favor de Pedro, exactamente, cuando le dijo: “Apacienta mis ovejas” (Juan 21:17)? ¿Cuándo expresó Jesús su confianza en ti dándote una responsabilidad que no estabas seguro de ser capaz de realizar?

Testificación

No hay dudas: Cuando Jesús lo llamó al principio, Pedro era un poco áspero a lo largo de sus aristas. ¿Quién, en tu círculo de amigos o compañeros en la iglesia, necesita alguna ayuda en pulir esos lugares ásperos? ¿Qué actividades específicas estás preparado para realizar a fin de ver qué sucede?

Se ha dicho: “La verdad no se enseña tanto como se capta”. Pedro fue un hombre de acción porque Jesús era un hombre de acción; Pedro solamente reflejaba lo que veía en Jesús. ¿Qué actividades o eventos podrías planificar, como grupo o como personas individuales, para ser ejemplos de las virtudes cristianas para quienes todavía se están desarrollando como cristianos?


Paso 4
¡Aplica!


Elena de White escribió: “La santificación es la obra de toda la vida. Con la multiplicació n de nuestras oportunidades, aumentará nuestra experiencia y se acrecentará nuestro conocimiento. Llegaremos a ser fuertes para llevar responsabilidades, y nuestra madurez estará en relación con nuestros privilegios” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 46). La verdad de esta declaración realmente se cumple en la historia de Pedro.

Considera: Hay dos maneras de considerar la historia de Pedro: una, desde la perspectiva de Pedro, y la otra, desde la perspectiva de Jesús. Pídele a tu clase que responda a estas tres preguntas:

· ¿Qué tiene Jesús que hace que quieras dedicar tu vida a él y a su Reino, como lo hizo Pedro? ¿Qué talentos traes a esta relación? ¿Por qué es importante reconocer que no importa cuáles sean tus dones, todos provienen de Dios?

· Al mirarte desde la perspectiva de Cristo, ¿qué áreas de tu vida necesitan ser transformadas? ¿Eres hoy un seguidor más fiel de Cristo que hace un año? ¿Dos años? ¿Hace diez años? ¿Cómo puedes saberlo?

· ¿Qué responsabilidades estás llevando ahora, que nunca imaginaste que serían tuyas? ¿Qué responsabilidades mayores podría Dios tener para ti?

Al concluir la clase con una oración, permite unos pocos momentos de silencio para que Dios impresione a los miembros de tu clase con nuevas maneras en que pueden ser de mayor servicio para Cristo y su Reino.

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Sabado 16 de Agosto por la tarde (1.3 Mb)
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Domingo 17 (2.2 Mb)
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Lunes 18 (5.2 Mb)
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Martes 19 (2.6 Mb)
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Miercoles 20 (5.5 Mb)
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Jueves 21 (4.9 Mb)
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Viernes 22 de Agosto (2.1 Mb)
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leccion 8- notas ELENA.G. WHITE.

Lección 8
16 al 23 de Agosto de 2008

De la insensatez a la fe: El apóstol Pedro


Sábado 16 de agosto

Tiempo hubo en la experiencia de Pedro cuando no estaba dispuesto a ver la cruz en la obra de Cristo. Cuando el Salvador hizo saber a sus discípulos sus inminentes sufrimientos y muerte, Pedro exclamó: "Señor, ten compasión de ti: en ninguna manera esto te acontezca" (S. Mateo 16:22). La compasión hacia sí mismo, que no le permitía seguir a Cristo en el sufrimiento, sugirió su protesta. Fue para este discípulo una lección amarga, que aprendió lentamente, el saber que el camino de Cristo en la tierra pasaba por la agonía y la humillación. Pero en el calor del horno de las pruebas tuvo que aprender una lección. Ahora, cuando su cuerpo una vez activo estaba agobiado por el peso de los años y el trabajo, podía escribir: "Carísimos, no os maravilléis cuando sois examinados por fuego, lo cual se hace para vuestra prueba, como si alguna cosa peregrina os aconteciese; antes bien gozaos de que sois participantes de las aflicciones de Cristo; para que también la revelación de su gloria os gocéis en triunfo" (Los hechos de los apóstoles, pp. 418, 419).

Mientras más nos acerquemos a Jesús, y más claramente apreciemos la pureza de su carácter, más claramente discerniremos la excesiva pecaminosidad del pecado, y menos nos sentiremos inclinados a ensalzarnos a nosotros mismos. Aquellos a quienes el cielo reconoce como santos son los últimos en alardear de su bondad. El apóstol Pedro llegó a ser fiel ministro de Cristo, y fue grandemente honrado con la luz y el poder divinos; tuvo una parte activa en la formación de la iglesia de Cristo; pero Pedro nunca olvidó la terrible vicisitud de su humillación; su pecado fue perdonado; y sin embargo, él bien sabía que para la debilidad de carácter que había ocasionado su caída sólo podía valer la gracia de Cristo. No encontraba en sí mismo nada de que gloriarse (Palabras de vida del Gran Maestro, p. 124).


Domingo 17 de agosto
El pescador

A Mateo en su riqueza, y a Andrés y Pedro en su pobreza, llegó la misma prueba, y cada uno hizo la misma consagración. En el momento del éxito, cuando las redes estaban llenas de peces y eran más fuertes los impulsos de la vida antigua, Jesús pidió a los discípulos, a orillas del mar, que lo dejasen todo para dedicarse a la obra del evangelio. Así también es probada cada alma para ver si el deseo de los bienes temporales prima sobre la comunión con Cristo.
Los buenos principios son siempre exigentes. Nadie puede tener éxito en el servicio de Dios a menos que todo su corazón esté en la obra del evangelio. Así también es probada cada alma para ver si el deseo de los bienes temporales prima sobre la comunión con Cristo.

Los buenos principios son siempre exigentes. Nadie puede tener éxito en el servicio de Dios a menos que todo su corazón esté en la obra, y tenga todas las cosas por pérdida frente a la excelencia del conocimiento de Cristo, y mucho menos puede ser su colaborador. Cuando los hombres aprecien la gran salvación, se verá en su vida el sacrificio propio que se vio en la de Cristo. Se regocijarán en seguirle a dondequiera que los guíe (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 228).

Otro tanto había sucedido con los discípulos llamados anteriormente. Cuando Jesús invitó a Pedro y a sus compañeros a que le siguieran, en el acto dejaron todos ellos sus barcos y sus redes. Algunos de estos discípulos tenían deudos a quienes mantener; pero cuando oyeron la invitación del Salvador, sin vacilación ni reparo acerca de la vida material propia y de sus familias, obedecieron al llamamiento. Cuando, en una ocasión ulterior, Jesús les preguntó: "Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo?" contestaron: "Nada" (Lucas 22:35).

El Salvador nos llama hoy a su obra, como llamó a Mateo, a Juan y a Pedro. Si su amor mueve nuestro corazón, el asunto de la compensación no será el que predomine en nuestro ánimo. Nos gozaremos en ser colaboradores con Cristo, y sin temor nos confiaremos a su cuidado. Si hacemos de Dios nuestra fuerza, tendremos claras percepciones de nuestro deber y aspiraciones altruistas; el móvil de nuestra vida será un propósito noble que nos elevará por encima de toda preocupación sórdida.

Muchos de los que profesan seguir a Cristo se sienten angustiados, porque temen confiarse a Dios. No se han entregado por completo a él, y retroceden ante las consecuencias que semejante entrega podría implicar. Pero a menos que se entreguen así a Dios no podrán hallar paz...

Para proveernos lo necesario, nuestro Padre celestial tiene mil maneras de las cuales nada sabemos. Los que aceptan el principio sencillos de hacer del servicio de Dios el asunto supremo, verán desvanecerse sus perplejidades y extenderse ante sus pies un camino despejado (El ministerio de curación, pp. 381, 382).

Antes de pedir a los discípulos que abandonasen sus redes y barcos, Jesús les había dado la seguridad de que Dios supliría sus necesidades. El empleo del esquife de Pedro para la obra del evangelio había sido ricamente recompensado. El que es rico "para con todos los que le invocan" dijo: "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando". Según esta medida había recompensado el servicio de sus discípulos. Y todo sacrificio hecho en su ministerio será recompensado conforme a "las abundantes riquezas de su gracia" (El Deseado de todas las gentes, p. 214).





Lunes 18 de agosto
La insensatez de Pedro

Aunque Cristo había elegido a Pedro y a Juan para se contados entre los doce, sus caracteres eran todavía imperfectos. Pedro tenía un temperamento impulsivo y celoso y manifestaba gran fervor en la causa de Cristo. En una ocasión, cuando los discípulos estaban en el mar y su barco era movido fuertemente por las olas porque el viento les era contrario, el registro bíblico declara que "a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mateo 14:25-31).

Este incidente ilustra muy bien el carácter impulsivo de Pedro; la fe y la incredulidad se mezclaban en sus palabras y acciones. Jesús les había dicho a los discípulos: "¡Yo soy, no temáis!", y a Pedro le había dicho: "Ven"; pero cuando vio las olas y los vientos que lo rodeaban se olvidó del poder de su Señor y comenzó a hundirse. Jesús, entonces, extendió su mano y lo levantó por encima de las olas encrespadas.

En otra oportunidad, cuando el Señor trató de preparar la mente de los discípulos para enfrentar su juicio, traición y crucifixión, Pedro sintió que no podría soportar el cumplimiento de tales injusticias sobre Cristo y sus seguidores, e indignado exclamó: "Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca". La impresión que Cristo deseaba hacer en la mente de sus seguidores era exactamente opuesta a la que Pedro estaba haciendo con sus palabras. Por eso reprochó a su discípulo con las palabras más duras que alguna vez habían brotado de sus labios. Le dijo: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mateo 16:22, 23).

Aunque Pedro ya había estado un largo tiempo con el Maestro, todavía tenía una comprensión imperfecta del plan de salvación; no deseaba ver la cruz en el camino de Cristo. Sin embargo, era justamente la cruz lo que traería vida y esperanza a la moribunda humanidad (Review and Herald, 6 de febrero, 1913).

Pedro era presto y celoso para obrar, audaz e intransigente; y Cristo vio en él material que sería de gran valor para la iglesia. Por lo tanto, relacionó a Pedro consigo a fin de que todo lo que era bueno y valioso pudiera conservarse, y para que, mediante sus lecciones y ejemplos, pudiese suavizar lo que era duro en su temperamento y conducta. Si su corazón se transformaba verdaderamente por la gracia divina, el cambio se vería en la auténtica bondad, simpatía y cortesía que manifestaría (Joyas de los testimonios, tomo 1, p. 568).




Martes 19 de agosto
Aprendiendo de Jesús

La obra de Satanás era desanimar a Jesús mientras se esforzaba por salvar a la raza depravada, y las palabras de Pedro eran precisamente lo que Satanás deseaba oír. Se oponían al plan divino, y cualquier cosa que llevara ese sello distintivo era una ofensa para Dios. Fueron pronunciadas por instigación de Satanás, pues se oponían a la única medida que Dios podía tomar para mantener su ley y regir a sus súbditos, y al mismo tiempo salvar al hombre caído. Satanás esperaba que esas palabras desanimaran y descorazonaran a Cristo, pero Cristo se dirigió al autor de ese pensamiento diciéndole: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!" (Comentario bíblico adventista, tomo 5, pp. 1070, 1071).

La historia de ninguno de los discípulos ilustra mejor que la de Pedro el método educativo de Cristo. Temerario, agresivo, confiado en sí mismo, ágil mentalmente y pronto para actuar y vengarse era, sin embargo, generoso para perdonar. Pedro se equivocó a menudo, y a menudo fue reprendido. No fueron menos reconocidas y elogiadas su lealtad afectuosa y su devoción a Cristo. El Salvador trató a su impetuoso discípulo con paciencia y amor inteligente, y se esforzó por reprimir su engreimiento y enseñarle humildad, obediencia y confianza. Pero la lección fue aprendida sólo en parte. El engreimiento no fue desarraigado.

A menudo, cuando sentía su corazón abrumado por un pesar, Jesús trataba de revelar a sus discípulos las escenas de su prueba y su sufrimiento. Pero sus ojos estaban cerrados. La revelación no era bien recibida y no veían. La autocompasión, que lo impulsaba a evitar la comunión con Cristo en el sufrimiento, motivó la protesta de Pedro: "Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca". Sus palabras expresaban el pensamiento de los doce.

Así siguieron, jactanciosos y pendencieros, adjudicándose anticipadamente los honores reales, sin soñar en la cruz, mientras la crisis se iba acercando.

La experiencia de Pedro fue una lección para todos. Para la confianza propia, la prueba implica derrota. Cristo no podía impedir las consecuencias seguras del mal que no había sido abandonado. Pero así como extendió la mano para salvar a Pedro cuando las olas estaban por hundirlo, su amor lo rescató cuando las aguas profundas anegaban su alma. Repetidas veces, al borde mismo de la ruina, las palabras jactanciosas de Pedro lo acercaron cada vez más al abismo. Repetidas veces Jesús le advirtió que negaría que lo conocía. Del corazón apenado y amante del discípulo brotó la declaración: "Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte", y Aquel que lee el corazón dio a Pedro el mensaje, poco apreciado entonces, pero que en las tinieblas que iban a asentarse pronto sobre él sería una rayo de esperanza: "Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos" (La educación, pp. 88, 89).




Miércoles 20 de agosto
El Pedro del libro de Hechos

Antes de su caída, Pedro había tenido la costumbre de hablar inadvertidamente, bajo el impulso del momento. Siempre estaba listo para corregir a los demás, para expresar su opinión, antes de tener una comprensión clara de sí mismo o de lo que tenía que decir. Pero el Pedro convertido era muy diferente. Conservaba su fervor anterior, pero la gracia de Cristo regía su celo. Ya no era impetuoso, confiado en sí mismo, ni vanidoso, sino sereno, dueño de sí y dócil. Podía entonces alimentar tanto a los corderos como a las ovejas del rebaño de Cristo.

La manera en que el Salvador trató a Pedro encerraba una lección para él y sus hermanos. Les enseñó a tratar al transgresor con paciencia, simpatía y amor perdonador. Aunque Pedro había negado a su Señor, el amor de Jesús hacia él no vaciló nunca. Un amor tal debía sentir el subpastor por las ovejas y los corderos confiados a su cuidado. Recordando su propia debilidad y fracaso, Pedro debía tratar con su rebaño tan tiernamente como Cristo le había tratado a él (El Deseado de todas las gentes, p. 753).

Pedro había sido restaurado a su apostolado, pero la honra y la autoridad que recibió de Cristo no le dieron supremacía sobre sus hermanos. Cristo dejó bien sentado esto cuando en contestación a la pregunta de Pedro: "¿Y éste, qué?", había dicho: "¿Qué a ti? Sígueme tú". Pedro no había de ser honrado como cabeza de la iglesia. El favor que Cristo le había manifestado al perdonarle su apostasía y al confiarle la obra de apacentar el rebaño, y la propia fidelidad de Pedro al seguir a Cristo, le granjearon la confianza de sus hermanos. Tuvo mucha influencia en la iglesia. Pero la lección que Cristo le había enseñado a orillas del mar de Galilea, la conservó Pedro toda su vida (El Deseado de todas las gentes, p. 755).

En el libro de los Hechos de los Apóstoles se hace poca mención de la última parte del ministerio del apóstol Pedro. Durante los años de intensa actividad que siguieron al derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, Pedro estaba entre los que se esforzaban incansablemente para alcanzar a los judíos que acudían a Jerusalén a adorar en el tiempo de las fiestas anuales.

A medida que el número de los creyentes se multiplicaba en Jerusalén y en otros lugares visitados por los mensajeros de la cruz, los talentos que poseía Pedro demostraron ser de incalculable valor para la iglesia primitiva. La influencia de su testimonio concerniente a Jesús de Nazaret se difundía ampliamente. Sobre él descansaba una doble responsabilidad. Testificaba positivamente acerca del Mesías ante los incrédulos, trabajando fervientemente a favor de su conversión; y al mismo tiempo realizaba un trabajo especial en favor de los creyentes, fortaleciéndoles en la fe de Cristo.

Después que Pedro fue inducido a negarse a sí mismo y a depender en absoluto del poder divino, recibió su llamamiento a trabajar como subpastor. Cristo había dicho a Pedro, antes que le negara: "Y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos" (S. Lucas 22:32). Estas palabras indicaban la obra extensa y eficaz que este apóstol debía hacer en lo futuro en favor de aquellos que aceptaban la fe. Su experiencia personal con el pecado, el sufrimiento y el arrepentimiento, lo habían preparado para esa obra. Mientras no reconoció sus debilidades, no pudo conocer la necesidad que tenían los creyentes de depender de Cristo. En medio de la tormenta de la tentación había llegado a comprender que el hombre solamente puede caminar seguro cuando pierde toda confianza en sí mismo y la deposita en el Salvador (Los hechos de los apóstoles, pp. 410, 411).


Jueves 21 de agosto
El Pedro de las epístolas

Durante su ministerio, Pedro veló fielmente sobre el rebaño encomendado a su cuidado, y así demostró que era digno de la carga y responsabilidad que el Salvador había puesto sobre él. Siempre exaltaba a Jesús de Nazaret como la esperanza de Israel, y el Salvador de la humanidad. Imponía a su propia vida la disciplina del Obrero maestro. Por todos los medio a su alcance procuraba educar a los creyentes para el servicio activo. Su piadoso ejemplo y su incansable actividad inspiraban a muchos jóvenes promisorios a entregarse totalmente a la obra del ministerio. A medida que el tiempo transcurría, la influencia del apóstol como educador y dirigente aumentaba; y aun cuando nunca abandonó sus cargas relacionadas con su trabajo especial por judíos, dio su testimonio también en muchos países y fortaleció la fe de multitudes en el evangelio.

En los últimos años de su ministerio, Pedro fue inspirado a escribir a los creyentes "esparcidos en Ponto, en Galacia, en Capadocia, en Asia y en Bitinia". Sus cartas fueron el medio de despertar el ánimo y fortalecer la fe de los que soportaban pruebas y aflicciones, y de estimular a las buenas obras a los que, atravesando por diversas tentaciones, estaban en peligro de perder su confianza en Dios. Estas cartas demuestran haber sido escritas por uno en quien abundaban tanto los sufrimientos de Cristo como su consolación; por uno cuyo ser entero había sido transformado por la gracia de Dios y cuya esperanza en la vida eterna era segura e inconmovible. ..

Las palabras del apóstol fueron escritas para instrucción de los creyentes de todas las épocas y tienen un significado especial para los que viven en el tiempo cuando "el fin de todas las cosas se acerca". Toda alma que desea mantenerse en la fe, "firme hasta el fin" (Hebreos 3:14), necesita sus exhortaciones y reprensiones y sus palabras de fe y ánimo (Los hechos de los apóstoles, pp. 412, 413).

El apóstol Pedro había tenido una larga experiencia en las cosas divinas. Su fe en el poder salvador de Dios se había fortalecido con los años, hasta probar, más allá de toda duda, que no hay posibilidad de fracasar para aquel que, avanzando por fe, asciende escalón tras escalón, siempre hacia arriba y hacia adelante hasta el último peldaño de la escalera que llega a los mismos portales del cielo.

Por muchos años Pedro había recalcado a los creyentes la necesidad de un crecimiento constante en gracia y en conocimiento de la verdad; y ahora, sabiendo que pronto iba a ser llamado a sufrir el martirio por su fe, llamó una vez más su atención al precioso privilegio que está al alcance de cada creyente. En la completa seguridad de su fe, el anciano discípulo exhortó a sus hermanos a tener firmeza de propósito en la vida cristiana. "Procurad -rogaba Pedro- tanto más de hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estás cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será abundantemente administrada la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". ¡Preciosa seguridad! ¡Gloriosa es la esperanza del creyente mientras avanza por fe hacia las alturas de la perfección cristiana!

"Yo no dejaré de amonestaros siempre de estas cosas -les decía- aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. Porque tengo por justo, en tanto que estoy en este tabernáculo, de incitaron con amonestación; sabiendo que brevemente tengo de dejar mi tabernáculo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo procuraré con diligencia, que después de mi fallecimiento, vosotros podáis siempre tener memoria de estas cosas".

Pedro estaba bien preparado para hablar de los propósitos de Dios para con la raza humana; porque durante el ministerio terrenal de Cristo, había visto y oído mucho concerniente al reino celestial. "Porque no os hemos dado a conocer la potencia y la venida de nuestro Señor Jesucristo, siguiendo fábulas por arte compuestas -recordó a los creyentes-; sino como habiendo con nuestros propios ojos visto su majestad. Porque él había recibido de Dios Padre honra y gloria, cuando una tal voz fue a él enviada de la magnífica gloria: Éste es el amado Hijo mío, en el cual yo me he agradado. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos juntamente con él en el monte santo" (Los hechos de los apóstoles, pp. 425, 426).


Viernes 22 de agosto
Para estudiar y meditar

El Deseado de todas las gentes, pp. 340-346.

leccion n8- auxiliar escuela sabatica



Lección 8
23 de Agosto de 2008

De la insensatez a la fe: El apóstol Pedro
Prof. Sikberto Renaldo Marks


Versículo para Memorizar: “Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68).


Introducción

¿Cuál era el perfil de Pedro al inicio de su transformació n? Un hombre de fuertes impulsos, pero de poca reflexión. Actuaba antes de pensar, y generalmente se engañaba y se equivocaba por un amplio margen. Estaba siempre listo para todo, pero no siempre –o casi nunca– pensaba en las consecuencias. Se creía mejor que los demás, superior, pero parecía ser el menor y el menos capaz. Era temperamental, fuertemente dominado por las emociones, pretendía ser muy valiente pero, en verdad, era cobarde, temeroso y fácilmente cambiaba de idea. No tenía firmeza de propósito; en un momento decía una cosa y, en otro momento, hacía todo lo contrario.

¿Serviría un hombre así para ser el cimiento de la iglesia de Cristo? ¿Podría haber sido alguien con ese perfil, a quien Jesús llamó “fragmento de piedra” ante la Roca que era Él? ¿Sería alguien con esas cualidades que Jesús le confiaría la dirección del a iglesia, el primer obispo, el primado sobre todos los demás? Podría, si fuera una iglesia falsa, pero no la iglesia de Cristo, del cual Él mismo, la Roca, es el fundamento, Guía y Salvador, su Rey, el Cordero que dirige, el León que la defiende.

Con respecto a la cuestión si Pedro fue o no el primer papa, es curioso que ni la Biblia ni la Historia hagan siquiera una mención de que Pedro hubiera estado alguna vez en Roma. Y con respecto a los huesos de Pedro, que supuestamente estarían depositados en la Basílica de San Pedro, no se tiene certeza que sean efectivamente los de él. Después de la Segunda Guerra Mundial, el papa Pío XII ordenó hacer unas excavaciones en la Basílica. Encontraron un recipiente con restos de huesos. Era un relicario. En 1965, el papa Paulo VI declaró que eran los huesos de Pedro. Fue una declaración, nada más que eso. Sin ninguna prueba fehaciente. No hay manera de saber con seguridad de quién son esos huesos. Podían ser hasta de algún criminal, que eran enterrados en fosas comunes, dentro de recipientes como los que allí fueron encontrados. Nadie sabe dónde fue enterrado Pedro.

Un buen libro para leer con respecto a esto es el escrito por Hans Küng, La iglesia católica. Kung es un doctor en Teología, católico, que participó en el Concilio Vaticano II, y cuenta la historia de la Iglesia católica apostólica romana como si fuera un moderno Lutero. Quien adquiera y lea este libro no se arrepentirá.

Pedro fue un pescador de peces que se transformó en un pescador de hombres. Fue alguien capaz de cometer muchos errores. Pero aún así, Jesús lo transformó en uno de los doce apóstoles. El es un ejemplo para todos nosotros acerca de cómo el poder de Dios puede transformar el carácter.


El pescador

A algunas personas Jesús les pidió que dejaran todo. El quería a estas personas para una obra que les requeriría todo su tiempo, hasta el final de su vida. Y la mayoría de los que Él llamó para esa tarea murieron de manera violenta.

Pedro dejó todo: redes, barco, negocio, y se dedicó a lo que el Maestro le había ordenado hacer. Aquí surge una pregunta: ¿Debemos nosotros también dejar todo? Así como en aquellos tiempos todos dejaron alguna cosa, según lo que les era solicitado, y otros dejaron todo, en nuestros días ocurre lo mismo. No todos fueron llamados para ser misioneros en los días de Jesús. Pero todos, de alguna manera, participaron de la obra misionera.

Hoy estamos otra vez llegando a los días en que tendremos que dejar algunas cosas. De mi parte, dejé la mitad de mi tiempo de trabajo en la Universidad, para poder dedicarme a la predicación. Dejé de realizar cursos de perfeccionamiento, para no comprometerme más con la institución. Otros hacen cosas similares. Lo que Dios más nos pide es nuestro tiempo. El quiere que le entreguemos cada vez más tiempo.

En segundo lugar, Él nos pide que mantengamos la obra con nuestros recursos. Pero a la mayoría no le pide que dejen todo, que vendan todo para dedicarse exclusivamente a la obra.

Así, debemos ser inteligentes para saber lo que Dios nos está pidiendo, o qué podemos dedicarle a Él. Lo importante es que sintamos, tal como Pedro, que Él nos ama, y que nos sintamos atraídos hacia Él.


La insensatez de Pedro

En la experiencia de Pedro se dio una clase de aprendizaje que es bien común. Yo lo acostumbro llamar aprendizaje ciego. Es decir, hay apropiación de nuevos conocimientos, pero no se da el cambio forzado por dicho conocimiento. Además, el conocimiento anterior inadecuado no es sustituido, permanece dominante. Por eso, el cambio no puede darse.

¿Qué quiere decir esto? ¿Qué ocurre? Es un fenómeno peligroso. Lleva a la persona a acostumbrarse a la verdad, sin permitir que dicha verdad la transforme. La persona domina nuevo conocimiento, incluso puede enseñarlo a los demás, pero no permite que ese nuevo conocimiento penetre en su carácter. Eso aconteció con todos aquellos enemigos de Dios, en su tiempo mientras estuvo entre los hombres. Estudiaban las profecías, sabían de la llegada del Mesías, y como esperaban un Mesías idealizado por ellos, cuando lo anunciado vino, no lo reconocieron. Además, en vez de aceptarlo, por el contrario, hasta lo combatieron, y se empeñaron hasta matarlo.

Eso es el aprendizaje ciego; la persona absorbe el conocimiento nuevo pero no lo reconoce como significativo para su vida. Continúa apegada al conocimiento previo, no deja que aquél pase a regir su vida. Con el tiempo, se acostumbra a tener contacto con la verdad, pero –al mismo tiempo– no permite que la verdad sustituya todo su conocimiento anterior. En nuestros días esto es mucho más común de lo que te imaginas. Y es, en verdad, una tremenda arma controlada por Satanás. Siempre conduce a un mal testimonio.

A Pedro, al contrario de Pablo que cambió de rumbo una vez que fue derribado del caballo, le llevó años sentir la necesidad de un cambio en su vida. Aún así, su atención tuvo que ser llamado a la atención porque era prejuicioso con los gentiles (Hechos 10:9-16) y experimentó recaídas, como fue el caso de su conducta entre los judíos y los gentiles, lo que motivó la reprensión de Pablo.

Pedro, al contrario de Juan, fue uno de aquellos hombres que difícilmente son transformados. Aún así, con demoras, Pedro cambió. Se equivocó repetidas veces, tanto que da para decir que fue un hombre que erraba sistemáticamente. Prometía una cosa, y luego hacía todo lo contrario. No cumplía con lo que prometía. Lleno de valentía pisó en el agua del mar y fue caminando en dirección a Jesús. En medio de esa experiencia de fe, vaciló y se hundió. Junto a Jesús, en el momento en el que Él más lo necesitaba, Pedro se durmió. Influido por sus ideas, que lo enceguecían, en vez de mantenerse tranquilo como Jesús, atacó con una espada y cortó la oreja de un ser humano. Atacó a otra persona desarmada, no a uno de los soldados entrenados con la espada. Pedro estaba allí luchando por el Reino de Dios, según él se lo imaginaba, pero no conforme Jesús se lo había enseñado. Había escuchado de Jesús decir que su Reino era espiritual, pero continuaba pensando que debía ser un reino terrenal en lugar del Imperio Romano. Eso era lo que él quería, y esa era la manera de pensar entre los judíos. Ellos ansiaban un Mesías que liderara una rebelión victoriosa contra los romanos, y Pedro permitió que esa idea lo dominara, lo que hizo ciego a las enseñanzas de Jesús.

Esto hoy todavía ocurre. La mundanalidad, por ejemplo, nos puede dejar ciegos a las verdades que debemos permitir que cambien nuestra vida. Pedro, en vez de mantenerse fiel a Cristo, conforme a lo que él mismo había prometido, en el momento de crisis actuó peor que Judas, pues hasta llegó a negar que efectivamente conociera a Jesús.

Estos hechos, y otros más, Pedro los hizo porque seguía su propia manera de pensar, no la de Jesús. Aunque había aprendido acerca del Reino de los cielos; acerca de la necesidad de la muerte de Jesús (que hizo que Pedro se atreviera a cuestionar a Jesús); aunque hubiera tenido ese conocimiento, continuó ciego como antes, y continuó comportándose como siempre. Vio los milagros de Jesús, escuchó sus enseñanzas, hizo preguntas y obtuvo respuestas. No obstante, continuó pensando, decidiendo y actuando como de costumbre. Y eso que él fue uno de los tres más allegados a Jesús, entre aquellos a los que Jesús siempre invitaba para que estuvieran cerca de Él en momentos trascendentales, tal como los del Monte de la Transfiguració n, o en la vigilia antes de ser apresado.

Pedro pudo haber sido un caso difícil, pero no fue como Judas. Llegó a estar bastante cerca; en vez de traicionarlo, sólo lo negó. Le faltó poco para ser otro Judas. Pero, al contrario de Judas, en vez de ahorcarse, arrepentido, lloró amargamente y después, avergonzado, dijo en tres oportunidades a Jesús que lo amaba. Demoró y fue penoso el proceso de cambio, pero Pedro fue –finalmente– transformado por el amor que provenía del Salvador, y se mantuvo fiel entre los que lucharon para que otros fueran también salvados para vida eterna.


Aprendiendo de Jesús

Pedro también hizo un excelente trabajo. Podemos decir que Pedro es un caso particular: de un extremo a otro. De un hombre desequilibrado a un hombre controlado por el Espíritu de Dios, un gran pastor, guía del pueblo, consejero, ejemplo de cristiano. Un hombre en el que ahora se podía confiar, un hombre lleno del poder del Espíritu, por medio del cual Dios operó maravillas sobrenaturales.

Fue Pedro quien pronunció las palabras “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”. Estas palabras las dijo en tiempos en los que todavía no se había convertido plenamente, sino que las dijo por el poder de Dios. Aquél Pedro que quería evitar la muerte de Jesús, que censuró a Jesús por hablar que sería muerto, que quería defender a Jesús con la espada, fue también el mismo hombre que en Hechos 2 y 3, en muchas oportunidades, habló con valentía acerca de la muerte de Jesús, acerca de la obra del Maestro como Salvador de todos. Aquél mismo Pedro, que fue temeroso y cobarde cuando lo identificaron como el seguidor del Galileo, en Hechos 4 defendió a Cristo incluso frente al Sanedrín, que recientemente había auspiciado la muerte del Mesías.

Ya no era el Pedro que escuchaba las palabras de Jesús, y las aceptaba según su propia opinión, en un aprendizaje ciego; ahora era un nuevo Pedro, un hombre transformado, que enseñaba todas las cosas que Jesús le había dicho, conforme a sus enseñanzas.

¿Por qué razón Pedro, y también los demás, no entendieron inicialmente el mensaje de Jesús sobre el Reino de Dios? Porque la manera de pensar de la gente de aquella época era que Jesús vendría en gloria y pompa, entre los grandes de la sociedad para ayudarlos a tener más poder. Los líderes religiosos de aquellos días creían que el Mesías vendría, lo estaban esperando, pero uno que les otorgara más poder. El pueblo creía en un Mesías que los liberase del poder romano y estableciese un imperio terrenal en lugar del romano. Los líderes querían una cosa, poder; el pueblo, otra, la liberación. Eran deseos conflictivos. Y Jesús no encajó ni en uno ni en el otro. El Reino de Él no era para esta tierra.

Quien vino fue un Mesías hijo de pobres y sin nivel social, que no tenían siquiera una casa propia, nacido en un pesebre, oriundo de una ciudad de mala fama, la pequeña Nazaret. ¿Quién iba a aceptar un Mesías así? Pero Él demostró un poder increíble, ya sea a través de sus palabras o en sus milagros. El pueblo apreció eso, pero los líderes lo detestaron, pues se sintieron humillados por la pérdida de poder sobre el pueblo a manos de un hombre, según ellos, despreciable. Así era la forma de pensar en aquella época. Cuidado con la cultura… hoy no es muy diferente, pues la cultura nos hace pensar según los intereses de Satanás.

¿Podemos descartar el hecho de que aquella cultura no haya afectado la manera de pensar de Pedro y los demás discípulos? Obviamente que no. Ellos pensaron según era lo usual. Hasta que Pedro se dio cuenta de que esa manera de pensar estaba totalmente equivocada, pasó bastante tiempo, tuvo que enfrentar decepciones y malos tragos. Judas no logró entender cómo pensaba Jesús, pero Pedro, felizmente, lo logró. Entonces, ese hombre afectado por el pensamiento del mundo, finalmente fue transformado. Y se convirtió en un poderoso testigo de Cristo, el Salvador; en un vencedor como el Maestro.


El Pedro del libro de Hechos

El Pedro del libro de los Hechos, ¿es el mismo Pedro de los Evangelios? Es increíble, pero era el mismo. ¿No lo parece, verdad? Aquél Pedro que actuaba siguiendo su propia forma de pensar, ahora es un Pedro lleno de iniciativa, pero según la voluntad de su Maestro. Antes, censuraba a Jesús, y quería enseñarle a su Maestro lo que Él debía enseñar; ahora vemos a un Pedro obediente al mandato de su Maestro. No parece el mismo Pedro, pero es. En la persona de Pedro, vemos la posibilidad para todos nosotros, de ser transformados por el poder de Dios. Si una persona como Pedro fue transformada, cualquier persona que siente el deseo de lograrlo, también puede.

No se si ya te has dado cuenta, pero me llamó la atención la siguiente situación: los apóstoles tenían ciertas características antes de ser transformados. Después de su transformació n, las peores características fueron eliminadas y, en lugar de ellas, surgieron otras, exactamente en el plano opuesto.

Notemos el caso de Juan, que ya hemos analizado. El era vengativo, el hijo del trueno. Después de la transformació n se convirtió en el apóstol del amor. De vengativo se convirtió en amante. Y Pedro, el precipitado y cobarde, después de la transformació n se convirtió en una persona equilibrada y valiente.

Si estudiamos la vida de los demás apóstoles, veremos que ocurre exactamente lo mismo con ellos. Esto es interesante, pues nos dice que la transformació n actúa más intensamente sobre nuestros mayores defectos. Esto nos da pistas para que sepamos autoevaluarnos con respecto a si estamos, o no, siendo transformados.

Pedro pasó por una prueba crucial, de la cual salió transformado. Esta prueba le debe haber tomado sólo unos pocos minutos. Estaba constituida por una serie de tres preguntas repetidas: “Pedro, ¿me amas?”. En la tercera pregunta, Pedro entendió que el estilo de vida de Jesús no se basaba en la fuerza, sino en el amor. Desde aquél momento en adelante, ese hombre estuvo listo para ser pastor de seres humanos, no como antes, un revolucionario que planteaba la fuerza de las armas. Jesús le encomendó: “Apacienta mis ovejas”.

Las preguntas tienen poder, ¿no es así? Especialmente cuando son formuladas en el tono correcto y en el momento oportuno. Después de que Pedro había negado al Maestro, se había sentido como un Judas, el traidor, el que luego se ahorcó. Ciertamente en el grupo de los discípulos se hablaba de ello. Y entre ellos estaba Pedro, el que lo había negado (y eso significaba algo muy parecido a la traición), vivo, un hombre compungido y avergonzado, sin la confianza necesaria como para continuar en el grupo escogido por Jesús. El que creía el más valiente en verdad se portó como el más cobarde y ahora, tanto él como los demás, lo sabían. Así se debe haber sentido. ¿Con qué autoridad iría ahora a conquistar a otros seres humanos para el Reino de Dios? Si ni siquiera él podía mantenerse en la senda de Jesús. Ahí fue cuando Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas” y Pedro pudo sentirse nuevamente uno de los apóstoles escogidos por Jesús. Y ahora se sintió otro Pedro, el hombre que sumaba, no que dividía.


El Pedro de las epístolas

En los escritos de Pedro podemos ver el cambio operado en este hombre. Notemos algunos pasajes en sus dos epístolas, o cartas. Prestemos atención a este pasaje glorioso, hasta épico, que se encuentra en 1 Pedro 2:9: “Pero vosotros sois linaje elegido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para Dios, para que anunciéis las virtudes de Aquél que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. ¡Qué composición literaria más bella! ¿No crees? Sólo por el poder de Dios alguien podía escribir algo tan profundo.

Otra orientación proveniente de un Pedro transformado es la de 1 Pedro 2:17: “Honrad a todos. Amad a los hermanos. Reverenciad a Dios. Honrad al rey”. Es otra forma de exponer la Ley de Dios. Y en 1 Pedro 4:8-10 encontramos: “Sobretodo, tened entre vosotros ferviente amor, porque el amor cubre multitud de pecados. Hospedaos unos a otros sin queja. Cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, dispensando fielmente las diferentes gracias de Dios”. No parece aquél Pedro que dijo: “Señor, tú no me lavarás jamás los pies”…

Estos pasajes, ¿se parecen en algo a aquél Pedro precipitado, inestable, belicoso? No, ¿verdad? Entonces analicemos uno más, el de 1 Pedro 4:13: “Gozaos de ser participantes de las aflicciones de Cristo, para que también os gocéis en la revelación de su gloria”. Y considera también el último versículo que escribió, registrado en la Biblia: “Creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A Él sea la gloria, ahora y por la eternidad! ¡Amén!” (2 Pedro 3:18).

Sinceramente, este no es el Pedro de los Evangelios. Es evidentemente otro Pedro, el de las epístolas. Fue transformado a un punto tal que se convirtió en otra persona. ¿Podríamos comparar lo que decían de nosotros años atrás con lo que dicen hoy? ¿Podríamos comparar lo que escribíamos años atrás con lo que escribimos hoy? ¿Podríamos comparar las amistades que teníamos años atrás con las que tenemos hoy? ¿Podríamos compara nuestro carácter de años atrás con el de hoy?

En estas comparaciones pueden intervenir tres posibilidades, y no más. O hemos permanecido igual, que es muy raro e improbable, y no es algo de lo que podamos jactarnos; o nos hemos convertido en algo muy parecido con el mundo, lo que es la probabilidad más natural. O, como tercera opción, nos hemos convertido en más parecidos con Jesús, y esa es una pequeña probabilidad, y encima no natural.

¿Cómo estamos?


Aplicación del estudio

Volvamos al Pedro de los Evangelios. Ya lo conocemos, un valiente cuando no había nada que enfrentar; un cobarde cuando la oposición se volvía algo bien real. Queriendo ser superior a los demás, dijo que tal vez él fuera el único que defendería a su Maestro; que aunque los demás lo abandonaran él jamás lo haría. Pero no quedó en el último lugar sólo porque Judas fue un poco más lejos. Judas avanzó tanto en su propia justicia que ya no volvió más a su Maestro. Pedro fue bastante lejos en sus propias ideas. Estuvo en peligro de perder al Maestro de vista. Pero aquella mirada de perdón del Maestro lo salvó.

Pedro, perplejo, acompañaba al Maestro en su aflicción. Imaginaba que Él, en algún momento, se liberaría, tal como lo había hecho en anteriores oportunidades cuando se vio amenazado. Pero nada estaba sucediendo al respecto. El Maestro estaba extrañamente sumiso a sus enemigos. ¡Qué situación desconcertante! ¡Algo horrible debía estar sucediendo! Era decepcionante… ¿Qué era lo que estaba pasando con el Maestro? Siempre tan poderoso, ahora… humillado, sin reacción de ningún tipo. Pedro no sabía qué pensar.

En medio de su decepción, para empeorar aún más su confusión mental, en tres ocasiones lo identificaron como uno de los más cercanos a Jesús. Pedro, asaltado por pensamientos extraños, dominado por el miedo y la decepción, confuso, respondió conforme su vieja naturaleza: “¡No lo conozco!”.

Entonces escuchó el canto del gallo. Era de madrugada. Allí Pedro vio lo que realmente había hecho: negar a su Maestro. ¡El, que había prometido que eso jamás ocurriría! ¡El, que había dicho que otros podían abandonar a su Maestro pero que Él, como que se llamaba Pedro, no lo iba a hacer nunca! A los sentimientos que ya se manifestaban en su fuero íntimo, se le añadió la vergüenza del fracaso anunciado. Sintió una repulsión contra sí mismo. Antes había visto a un Maestro sumiso, derrotado.

Ahora, mirando al Maestro, en una mirada pasajera, ve aquellos ojos mansos, aquella fisonomía noble y delicada, comunicándose con él sin palabras, con el perdón que aún no había sido pedido. Eso hizo que Pedro temblara por dentro. Desvía su mirada, tanta era su vergüenza. Pero mira otra vez. El Maestro todavía lo está mirando. Sin embargo, Satanás, por medio de una bofetada propinada por uno de los soldados, desvía el rostro de Jesús. Dos miradas de perdón, y eso fue suficiente como para que Pedro cambiara todos sus sentimientos.

Nuestro semblante puede hablar muy alto sin que se pronuncie palabra alguna. La mirada de Jesús transformó el corazón de Pedro, hasta entonces, lleno de sí mismo. Desde ese momento en adelante, vacío de toda la confianza propia anterior, en medio de la oscuridad de la noche y la que estaba en su corazón, sale corriendo, ni él sabe hacia dónde. Corre avergonzado, llorando amargamente por su fracaso. Y sabe que, en ese momento, otro de los discípulos también corría lejos de Jesús. Ese era Judas.

Judas también corrió al ver su fracaso. Corrió en dirección a un árbol, y en él se ahorcó. Para Judas, todo había acabado.

Pero, ¿hacia dónde corrió Pedro? El no lo sabía, pero de repente se encontró en el Getsemaní. Cayó de rodillas para orar. Allí derramó su alma delante de Dios. Ahora estaba orando donde la noche anterior estaba durmiendo, en vez de orar. En ese momento se encontró en el mismo lugar donde su Maestro estuvo luchando con Dios para obtener la victoria contra Satanás. Donde Jesús había comenzado a derramar su sangre por Pedro, y por todos. Hacia allí llevó el Espíritu Santo a Pedro.
Pedro fue salvado en el instante culminante de su obstinación. Judas fue un poco más lejos, y se perdió. ¿Cuál de ellos dos nos sirve de ejemplo?


Prof. Sikberto R. Marks

miércoles, 13 de agosto de 2008

PREPARATE, AHORA ES EL TIEMPO.-


LECCION 7 MAESTRSO- ESCUELA SABATICA



Lección 7
El apóstol Juan

MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO
El sábado enseñaré…

Texto Clave: 3 Juan 4

Enseña a tu clase a:

1. Saber que Juan fue el eslabón conector, física y espiritualmente, entre la iglesia primitiva y la segunda generación.
2. Sentir un deseo de ver que Jesús desarrolle en cada miembro de la clase rasgos de carácter como fueron los de Juan.
3. Hacer que los miembros de la clase se comparen a sí mismos con Juan a la luz de la vida y las realizaciones de él.

Bosquejo de la Lección

I. El Logos: la teología mejor (Juan 1:1-3)
A. Bosqueja, con la clase, las diversas aplicaciones de la palabra griega lógos (ver la sección del martes).
B. ¿De qué modo aplica Juan el concepto de lógos a Jesús? ¿Por qué crees que Juan usó esta palabra específica cuando habló acerca de Jesús unos treinta años después de su ministerio en la tierra?
II. Llamados (Lucas 5:1-11)
A. Estudio de un caso: Imagínate que eres el gerente de la empresa “Pesquería Pedro y Juan” (Lucas 5:10), tratando de llevarte bien con Pedro, el militante nacionalista armado, junto con Juan, el trepador social ambicioso y de genio fuerte. ¿Cómo manejarías la situación?
III. Refinamiento del carácter (Marcos 10:35-45; 1 Juan 2:10)
A. Estudio de un caso: Pide a la clase que imagine a Juan algunos años más tarde. ¿De qué modo había cambiado, qué lo cambió y de qué modo reacciona ahora? Añade algunos textos bíblicos para ilustrar tu análisis.

Resumen

Juan permitió que su tiempo con Jesús saturara todas sus palabras y acciones. Su vida posterior y sus escritos nos recuerdan cuán importante era para él el amor en la vida cristiana.

Ciclo natural de aprendizaje

Paso 1
¡Motiva!


Algunas personas leen la Biblia como si se estuvieran preparando a último momento para un examen. Llenan sus cabezas con muchos detalles: nombres, lugares, capítulos y versículos. Pero esta clase de conocimientos, aunque sea útil en cierto nivel, no tiene el poder de transformar nuestras vidas. Jesús dijo a los que lo perseguían: “Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida” (Juan 5:39, 40, NVI).

La lección de esta semana se centra en uno de los discípulos de Cristo que, tal vez más que ningún otro, comprendió el carácter de amor incondicional de Jesús y su aceptación sin límites de los pecadores.

Tu tarea como maestro es recordar a tu clase que el conocimiento acerca de la Biblia los llevará solamente un trecho hacia la obtención de la salvación. En último análisis, solamente nuestra relación con Cristo nos salvará y nos transformará –como lo hizo con Juan– de ser “hijos del trueno” al “discípulo que Jesús amaba”.


Paso 2
¡Explora!


Comentario de la Biblia

I. Sorprendido por la gracia

(Pide que alguien lea Lucas 1:1-11 en voz alta).

Hace unos pocos años, el libro The Tipping Point apareció en varias listas de best sellers. En él, el autor Malcolm Gladwell describió el proceso por el cual una persona, una idea o un producto pasa de ser prácticamente desconocido a arrasar a la sociedad como fuego en el rastrojo.

Es probable que Juan, Santiago, Pedro y Andrés supieran algo de Jesús antes de que abandonaran sus redes para seguirlo. Es poco prudente dejar todo para seguir a alguien de quien no sabemos nada. (¿Qué padre animaría a sus hijos a casarse con alguien a quien conocieron en un vuelo desde su provincia hacia la capital?)

Considera: ¿Qué tenían Jesús y sus enseñanzas que captó la atención de estos primeros discípulos? Recuerda, no habían visto todavía ninguno de sus milagros más grandes, u oído acerca de sus enseñanzas más populares. ¿Qué lugar tuvo el milagro de la pesca en su decisión?

II. Transformados gradualmente

(Pide que alguien lea Lucas 9:51-56 y Marcos 10:35-45 en voz alta).

En la Biblia, la única persona que vivió una vida perfecta fue Jesús. Todos los demás tuvieron que crecer en su desarrollo espiritual a medida que se asemejaban más a Cristo. El hecho de que leemos de ellos, en unos pocos versículos, tanto sus fracasos como sus triunfos puede darnos la falsa esperanza de que la transformació n no cuesta ningún esfuerzo y es instantánea. De hecho, el crecimiento espiritual requiere disciplina, paciencia y perseverancia practicadas a lo largo de toda la vida.

Considera: Elena de White escribió: “El carácter se da a conocer no por las obras buenas o malas que de vez en cuando se ejecutan, sino por la tendencia de las palabras y de los actos de la vida diaria” (El camino a Cristo, p. 57).

¿Estamos más propensos a notar el crecimiento espiritual en nosotros mismos y en otros a lo largo de días, meses o años? ¿Qué dice esto acerca del crecimiento espiritual?

III. Cautivados por el amor

(Pide que alguien lea en voz alta 1 Juan 3:1-l3).

En los evangelios, los nombres de Pedro, Santiago y Juan siempre encabezan las listas de los discípulos de Jesús. No obstante, en el Evangelio de Juan su nombre no aparece nunca. Cuatro veces Juan es identificado como “el discípulo a quien Jesús amaba”. Juan estaba recostado contra Jesús en la Última Cena, estuvo al pie de la cruz cuando todos los demás discípulos habían huido, fue uno de los primeros en visitar la tumba vacía y pasó el resto de su vida recordando la importancia del amor a los seguidores de Cristo.

Considera: ¿Cómo se demuestra el amor en tu vida? ¿Qué forma toma en la vida de tu congregación?


Paso 3
¡Practica!


Preguntas para reflexionar:

1. ¿Puedes recordar cuando te diste cuenta de que la salvación es un don que no pude ser ganado? Describe, en unas pocas palabras, cómo te sentiste cuando te diste cuenta de esto. ¿Por qué es una verdad tan importante de recordar? ¿Cómo puedes ayudar a otros a comprender la realidad de la salvación solo por la fe?

2. Algunas transformaciones parecen instantáneas: de borracho a sobrio, de adictos a liberados, de culpables a libres de culpa. Pero otras transformaciones parecen demorar siglos: la impaciencia, el genio rápido, la procrastinació n, etc. ¿Debiéramos quedar satisfechos con grados de transformació n? Si es así, ¿cómo deberíamos medir el progreso? ¿Cuáles son los peligros potenciales de medir nuestro progreso en estas cosas? Al mismo tiempo, ¿cómo podemos saber si necesitamos mejorar en esto?

Preguntas de aplicación:

1. ¿Cómo es que Juan llegó a ser conocido como “el discípulo a quien Jesús amaba”? ¿Qué debería ocurrir en nuestras vidas para que pudiera decirse eso de nosotros?

2. “En esto consiste el amor”, escribió Juan, “no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados” (1 Juan 4:10, NVI). El amor abnegado (en griego, agápe) da sin esperar nada a cambio. Anota, por lo menos, cinco ejemplos de amor abnegado que no tengan nada que ver con las relaciones familiares (cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas).

Testificación

Como clase, elijan a una persona, una familia o un grupo a quien quieran demostrar el amor de Dios. Designen una cantidad específica de tiempo (una semana, un mes, un trimestre) durante el cual pueden hacer algo tangible para atender sus necesidades materiales y espirituales. Bosqueja un plan amplio, paso a paso, junto con los nombres, las acciones y los resultados esperados.


Paso 4
¡Aplica!


Cuando Juan dejó sus redes de pescar junto a las orillas del mar de Galilea, nunca pudo imaginarse dónde lo llevaría su jornada con Jesús. Lo mismo sucede cuando decidimos seguir a Jesús. Tal vez no dejemos todo para seguirlo, como Juan y algunos otros discípulos hicieron. Pero nuestras vidas serán cambiadas; ¿cómo podrían no serlo?

Hay dos maneras de experimentar la presencia de Cristo en nuestras vidas: una es la de ser sus agentes, reflejando su amor en actos de devoción y servicio a los demás. Otra es sirviéndolo en la persona de los menos afortunados, los desanimados, los oprimidos. De cualquier modo, nuestro sendero de discipulado nos llevará más cerca de él.

Considera: Pregunta a los miembros de tu clase:

· ¿Qué hábitos tienen que cultivar para mantener el contacto con Cristo? ¿Cuáles son los tuyos?

· ¿Cuál es tu método preferido para estudiar la Biblia? ¿La estudias por temas? ¿Por libros? ¿Memorizándola? ¿Leyendo o consultando otras versiones?

· ¿Cuál es, para ti, la forma más significativa de orar? ¿Sobre tus rodillas, en un lugar tranquilo? ¿En ciertos momentos? ¿En ciertos lugares? ¿Manteniendo una lista de oración y registrando las respuestas de Dios?

· ¿En qué ambiente estás más cómodo reflejando el amor de Dios, y a quiénes? ¿Qué haces para demostrar el amor de Dios fuera del ambiente de tu iglesia?

Concluye con una oración, pidiendo a Dios que abra los ojos, como personas y como clase, para reflejar mejor el amor de Cristo a otros.

LECCION DE EXPORTACION.


Texto de la Leccion 7 extraida del folleto para la Escuela Sabatica de Universitarios (Collegiate Quarterly en su original en ingles) correspondiente al Sabado 16 de Agosto de 2008

Leccion especial para jóvenes que no se edita en varios paises de Hispanoamerica.

Si bien se envia como adjunto a este mensaje, este material también puede descargarse desde estos tres enlaces alternativos:

FORMATO PDF (143.6 Kb)
http://cqbiblestudy.org/site/1/lessons/spanish/2008-3/07.pdf
http://www.archive.org/download/EscuelaSabatica2008-3/2008-03-07LeccionUniversitarios.pdf
http://www.fileqube.com/shared/dDCQXL51424